Observando (Kay + Libre)

Después de varios días sin salir de mi último refugio, sí, ese que provisional que había encontrado y que sólo me servía para unos pocos días, decidí irme de allí a dar una vuelta, obviamente no dejaría que nadie me viese, pero a veces necesitaba tomar un poco el aire, es más, me sentía demasiado sola...

Echaba demasiado de menos a mis padres, y vale, aunque no estuviesen enterrados en aquel cementerio, ni en ninguna otra parte, me gustaba de vez en cuando pasarme por aquí, porque es un lugar aparentemente tranquilo, silencioso, dónde millones de almas ahora descansaban y dónde más podía recordar a los que un día fueron mis padres...

Odiaba aquel portal, odiaba a aquellos humanos del mundo exterior, por su culpa ahora estaba practicamente sóla y ya no tenía a mis padres. ¿Era justo? No, no lo era... Como siempre, acabé suspirando y sentandome en el suelo, frente a alguna lápida, con el único fin de pasar parte del tiempo y pensar un rato.

Unos pasos se escucharon a lo lejos y antes que nada, decidí asomarme para ver de qué se trataba. Al parecer era un chico y si no me equivocaba, de ese mundo extraño. Decidí esconderme, sí, me agaché detrás de una de las lápidas cercanas simplemente para observar, porque, aunque odiara todo lo que llegase aquí de aquel mundo, también sentía una curiosidad tremenda que no era capaz nunca de controlar, motivo por el cual me castigaba a mí misma amenudo. Eso sí, esta vez, no me dejaría ver.

FDR: Se supone que no la puedes ver porque está escondida, aunque puedes notar a lo mejor la presencia de alguien más, ella te observa, tarda un poco en encontrarla ^^

Aquel lugar era bastante tétrico. Vale, me había metido en el peor lugar en el que podía meterme. ¡Un cementerio! Fijo que aquello era como un macroconcierto, pero de zombies. Caminé entre las lápidas, con la katana en la mano y la otra mano metida en el bolsillo del pantalón. Ajá, muy bonito Kay, van a comerte vivo.

Me di cuenta de que las lápidas no tenían nombre. Era muy extraño y al mismo tiempo curioso. Me encantaría saber por qué allí no existía la escritura. La tenían que haber descubierto, pero por alguna razón no había nada escrito en la ciudad. Mi suelo pisó blanco. Que no fuera mierda, que no fuera mierda... Ufff, menos mal, no era mierda. Tan solo era... una rata en descomposición. No sé que era mejor.

En aquel lugar me sentía bastante observado. No paraba de mirar a ami alrededor, pero no veía a nadie por ahí. Serían paranoias mías. Seguí investigando por las lápidas, tenía que haber algo de utilidad por ahí.

Allí no había nada que m fuera de utilidad. Había esuchcado que por allí se encontraban bastantes cosas, pero ya me daba cuenta de que aquello no era cierto. Suspiré y estuve a punto de irme de allí cuando escuché como una una hoja se partía.

Me volví con rapidez hacia la dirección del sonido, con los ojos entrecerrados y la katana alzada. No había nada por ahí. Di unos pasos adelantes, bastante lentos. Mis ojos cirstalinos buscaron alguna sombra que se moviese con lentitud, algún Fheral, pero no había ninguno. Me detube a unos dos metros de una enorme lápida que, como era de esperar, no tenía nombre. Estuve a punto de poner en práctica mi técnica anti Fherals, pero no me pareció el momento. Primero tendría que verlo.

Bajé un poco el arma y me tranquilicé. Puede que solo fuera un animal. Sí, sería lo más seguro. me encogí de hombros y la volví a guardar en el cinto.

Cuando me iba a dar la vuelta para irme de aquel lugar, una chica se levantó de dónde estaba escondia, de detrás de la lápida de piedra. ¿Veis? No estaba tan loco como para imaginarme cosas extrañas. La recorrí de arriba abajo, un poco impresionado. Era bastante guapa, preciosa. De cabellos castaño claro, no muy alta. No supe de que color eran sus ojos, pues no me estaba mirando a mí. Me tranquilicé un poco má sy me metí las manos en los bolsillos.

Parecía asustada, o intimidada por algo. Miré a mi alededor. Esperaba que ese algo no fuera yo. La observé con calma. No pude evitar que se me formara una sonrisa en la cara. Estaba algo asustada y no me gustaba que fuera por mi presencia.

-Oye, ¿estás bien? Pareces asustada -mi voz sonó más cálida de no normal. Esbocé una amplia sonrisa y me pasé una mano por el pelo, mirándola con mis ojos cristalinos. Esperé su respuesta con el mismo gesto.

Una chica callada. Y tan callada, como que no hablaba. Bueno, al menos parecía que no iba a atacarme ni nada por el estilo. No vi oportuno acercarme a ella, quizás quisiera mantener las distancia. Pues no sabía como inicar una conversación. Tenía cosas mejores que hacer, pero sentía curiosidad por aquella chica.

Me agaché un poco para poder verle los ojos y hacerle una seña con la mano, intentando que me mirada en plan: "Hola, estoy aquí". Pero parece ser que no me hizo mucho caso. Me senté sobre una lápida y me crucé de brazos. Miré al cielo.

-Soy Kay, por si te interesa -me encogí de hombros y me estiré como un gato, bostezando. Me aburría mucho.

Su voz, aunque fuera un murmullo, era clara y tintinenante. Sonreí y después abrí los ojos de par en par. ¿Que también se llamaba Kay? Imposible. Kay era un nombre alemán para un chico que significaba fortaleza. No podía tener un nombre de tio. ¿verdad?

-¿Te llamas Kay? ¿De verdad? ¿Y nada más? Vaya, no sabía que fuera un nombre unisex -me miré las converses que estaban bastante llenas de barro. Buah, tendría que pillar un calzado nuevo de donde fuera.

Alzó la mirada hacia mí y nuestros ojos se encontraron. Madre mía, no había visto unos ojos tan oscuros en mi vida. Me resultó hasta dificil mantenerle la vista, no estaba acostumbrado a tanta oscuridad,

Se rió. Tenía una risa bonita. Sonreí y me crucé de brazos. Ah, Kayla, ya decía yo.

-Con que tu nombre es Kayla. Ahora sí que me salen las cuentas. Bueno, para no liarnos te llamaré Kayla, espero que no te importe -ladeé un poco la cabeza.

Empezó a buscarse algo por el cuerpo. ¿Qué hacía ahora? Realmente era bastante extraña la chica aquella. Después se volvió hacia mí. y preguntó que er alo que pasaba. Me había quedado mirándola con demasiada fijeza. Saucdí la cabeza y negué.

-No, nada. Es que eres bastante curiosa. No preguntes el por qué.

Arqueé una ceja. ¿Cansarme en aquella postura? me miré los brazos y después la volví a mirar a ella, riéndome entre dientes y pasándome una mano por la boca para que no viera mi sonrisa. Cerré los ojos y volví a abrirlos.

-No, no me canso en esta postura, ¿tú sí?

¿Por qué decía que nos íbamos a volver a ver más? ¿Se iba a suicidar? Lo dudaba mucho, no parecía tener problemas psicológicos muy grabes, salvo un síndrome de inocencia adquirida (SDIA xD). La miré, un poco más serio.

-¿Por qué dices que no nos vamos a volver a ver, Kayla? ¿Es que te va a pasar algo? -suspiré-. Sí, eres bastante curiosa. Ya te he dicho que no preguntes por qué -le guiñé un ojo y sonreí-. Yo de curioso tengo bastante poco, qué quieres que te diga, pero si tú lo dices, no voy a contradecirte.

Cavilé un momento. Entonces llegué a la conclusión de que tenía que ser las nativas de las que muchas personas allí hablaban. Parecía ser que no conocían el mundo real. Puede que fuera por eso por lo que no entendía casi nada de lo que le estaba diciendo.

-Claro que no te voy a hacer nada, no soy un aseino -me reí-. Curioso -me levanté de la tumba y la miré-. Es algo que nos llama la atención y de lo que queremos saber más. Por decirlo de alguna manera, curioso es aquello que nos atrae sin tener una razón lógica.

Quizás con lo de atrae me había pasado un poco, pero seguro que se quedbaa con lo esencial.

Me reí a carcajadas. Que divertida que era, como una niña pequeña. Me encantaba aquel comportamiento. Tan inocente, tan niña y a la vez tan madura.

-Te prometo que no soy un asesino -incliné la cabeza, sonriente-. Ya te he dicho que la curiosidad no suele tener por qué. Pero no sé, me pareces divertida, inocente... pero creo que escondes una parte bastante madura bajo todo eso. Espero no equivocarme.

De repente, pareció que la cabeza se le iba a otra cosa y su rostro se entristeció. ¿Había dicho algo que no le había gustado? Oh, vaya, siempre me pasaba lo mismo. Me puse de cuclliyas frente a ella e intenté sonreir.

-Hey, ¿que te pasa? ¿He dicho algo malo? Lo siento mucho, no quería hacerlo. A veces digo cosas sin sentido -me pasé una mano por el pelo.

-Debajo de toda esa inocencia que tienes, Kayla -sonreí.

De verdad que aquella chica era genial. Me quedaría días y días descubriendo como real era, para poder entenderla y hasta a aprender de aquella forma tan peculiar de ser que tenía Kayla. Era muy interesante. Y guapa, además. Sería mi chica perfecta. Saqué esos pensamientos de mi cabeza.

Se apartó un poco cuando me acerqué a ella, así que me empecé a mover con lentitud. Entonces me preguntó que si podía tocarme el pelo. Era la cosa más rara que me había pedido en la vida. Asentí con la cabeza y esperé.

-Claro que sí.

Reí. No me entendía.

-Ya me he dado cuenta -la miré a los ojos, pensativo-. ¿Qué por qué llevo el pelo así? Ah pues, no sé, me gusta la forma que tiene y me queda bien el pelo de esta manera. Además, yo era cantante antes de venir aquí. El pelo es muy importante cuando quieres ser cantante.

Aquello era cierto. había pocos cantantes de metal que no llevaran peinados similares al mío. Me gustaba mi pelo. Era extremadamente liso y el corte era perfecto. El flequillo despintado y corto no me tapaba los ojos para nada, por lo que se podían ver con claridad. Y era muy suavito.

-¿Te gusta mi pelo? -tratar con una nativa era interesante.

Me ponía nerviosa cuando reía y no sabía por qué motivo. ¿Es que yo hacía gracia o qué? No me gustaba que me tratasen como si fuese una niña pequeña. Que tenía unos 16 años, leches!

-Ah! - dije quedandome pensativa cuando me saltó con el rollo ese del pelo y de los cantantes - ¿Cantante es que canta no? Oye! ¿y tu cantas? - pregunté algo más animada, mi madre solía cantar a veces. (Menuda pregunta, te acaba de decir que si cantante es una persona que canta y luego va y pregunta si cantas xDD Yo me parto escribiendo xD)

Me quedé pensativa con la pregunta de que si me gustaba su pelo, la verdad es que no sabía como responder, por que, nunca había visto un pelo así, simplemente me llamaba la atención. Me encogí de hombros y sonreí.

-No sé, lo que pasa es que nunca he visto uno así.

La miré a los ojos, con expresión divertida.

-A ver, Kayla. Piensa ante de hablar. Si los cantantes cantan y yo te he dicho que soy cantante, entonces cantaré, ¿no? Sí, era cantante. Pero eso, era.

Me senté en el suelo, frente a ella, abrazándome las piernas. Me acaricié el pelo. Supongo que era normal. Yo era raro hasta en el mundo de los zombies. Supongo que era normal, sobretodo para ella, que nunca había visto a una persona como yo. Sonreí.

-Bueno, supongo que para todo hay una primera vez -suspiré y bostecé. tenía sueño. Neceistaba descanasar en un sitio seguro. Puede que fuera a la torre.