Sin nombre 01 (Alexei + libre)

Subí a uno de las pequeñas tapias que rodeaban la zona para tratar de recuperar el aliento. Sin darme cuenta me habia desviado enormemente del camino que en principio pensaba tomar por culpa de esos malditos monstruos blancos.
Viendo que no me seguian, levanté mi cuerpo apollandome de mis rodillas y bajé del muro por el lado contrario al que habia subido. Ahora debia estar en algún lado de la zona norte de la ciudad. Giré sobre mi mismo.
Al parecer era el cementrerio. Un cementerio enorme y enmohecido por la humedad.

Acerqué mi cara a una de las lápidas, pasando la mano por encima para apartar la suciedad. Estaba vacia de inscripciones, y al parecer igual que todas las demás.

Con un paso tranquilo y lento comencé a pasear entre los callejones de tumbas y nichos. Caia una ligera pero continua llovizna que junto al calor hacian un ambiente cargante y denso.

Sin darme cuenta, doblando una de las esquina topé de bruces con alguien. Retrocedí un paso. Era una joven morena... con una katana atada a la cintura. -Joder- No me apetecia encontrarme con nadie, y mucho menos con alguien desconocido y armado.

Sin mucho entusiasmo, y viendo que ya me habia visto, saludé.
-¿hola?

La chica esbozó una gran sonrisa inocente al encontrarse conmigo. Quizas estaba siendo demasiado desconfiado. Me relajé y apollé mi pie en el suelo, que se encontraba a punto de girarse en dirección contraria a la de aquella joven.

Con una mirada indagadora, pesativo, quedé estático unos segundos antes de llegar a responderla nada.
La chica contestó a mi saludo y lanzó de nuevo una sonrisa, para despues darme su nombre y preguntarme el mio en una farse de tres palabras.

No todo el mundo respondia de esa manera. Se respiraba una gran rivalidad entre algunos de los humanos que quedaban vivos en la ciudad fantasma... muchos de ellos eran bastante más peligrosos que un fherals hambriento.

Acortando la distancia (aunque no demasiado) me presenté en respuesta a su curiosidad.
-Alexei, pero puedes llamarme Liosh.
Quedé en silencio durante un momento.

Volví a dirigirme a Emie mirando el cementerio.
-Cientos de lápidas y ni una sola palabra...

Me apollé sobre el saliente de una de las tumbas, aprovechando la tranquilidad que se habia formado para descansar de la carrera que habia dado hace unos pocos minutos.
Miré al cielo con expresión taciturna mientras me llevaba un cigarrillo a los labios. Llevaba todo el día en tensión, momentos como estos eran los que evitaba que explotase. La llama del mechero se apagó sola antes de que cerrase la tapa. El usarlo de linterna lo estaba dejando sin gasolina.

Dejé salir lentamente una bocanada de humo mientras observaba sin mucho atención a Emmie hablar tras arreglarse el pelo alborotado. En este tiempo habia podido comprobar que era una chica normal y corriente, recien sacada del instituto. Negué ligeramente con la cabeza, inverso en mis pensamientos. ¿De donde habría sacado ese arma?

Asintiendo mi afirmación añadió que no solo las lápidas no tienen nombre, si no que parece haber desaparecido toda palabra escrita de esta ciudad fantasma. No tenia ni idea. La verdad es que mi primera intención de tratar de descubrir el misterio del "nuevo mundo" habia sido relegada. De lo único que me habia preocupado los últimos dias habia sido mantenerme con vida.

Con un punto de humor que no hizo que cambiara mi gesto impasible, Emie me hizo una última pregunta.
-Un buen grupo de fherals. He saltado el muro hace un momento para perderlos.
Levanté la vista, y dije unas ultimas palabras para, sobre todo, evitar que se rompiese el ambiente relajado que habia ahora -...No me han seguido.

Cambie de tema. Viendo que la chica llevaba más tiempo que yo aquí, formulé con voz serena una pregunta general, refiriendome a todo esto.
-¿Sabes algo más?

Emie se acercó a mí hasta quedar a unos pocos centímetros, después con voz baja, como contándome un secreto afirmó haber encontrado una pista sobre el paradero del portal. Que el portal estaba en un palacio ¿así de simple?.
Dejé caer el cigarrillo al suelo dandole antes una última calada. Relativamente cerca de aquí se encontraba un gran edificio, una mansión... un palacio, y no era precisamente discreto a la vista.

-¿Te refieres al palacio de la colina?
Dijé al momento despues de pisar la colilla extinguiendo su brasa. Era lo único que se me ocurria.
No pude evitar que llegase a mi mente la última frase que alguien escribio antes de perder la vida frente a la pared del edificio donde empezó todo. La torre de los tres ventanales, la cautiva, la fé verdadera... ¿en que parte de todo eso entraba un palacio?

Me levanté de la piedra, sacudiendome con las manos para limpiar el polvo de mis pantalones. De cualquier forma, si habia alguna posibilidad de salir de ahi, merecia la pena aprovecharla.

Quedé a la espera de la respuesta de Emie.

-No sé cuál es, ¿Existe un palacio en la colina? -Pregunté con curiosidad

-A ver, te explico. La primera pista, esa que decía "Bajo la torre de los ventanales descansa la cautiva convertida a la fe verdadera" me llevó a la Torre de los Susurros. Allí encontré otra pista que me dirigía a un parque: "Conmemorada su desaparición con la Estatua Espiagni" después, el parque me llevó a la catedral diciendo que la muchacha se había vuelto católica, y tras estar un buen rato en la catedral y darle a la cabeza encontré la última pista que hablaba de que era la hija de un rey. Hija de un rey = vivía en un palacio. Si vivía en un palacio, la siguiente pista tiene que estar allí -Me inventé rápidamente, mi mente siempre había funcionado muy bien en aquellos casos ya que estaba aconstumbrada a mentirle a la gente sobre mi vida. ¿Por qué? En muchos casos era porque no me tomasen a broma.

Me eché hacia atrás preparada para responder a cualquier pregunta que me plantease en aquel mismísimo momento sin tener que quebrarme mucho la cabeza. Menos mal que tenía aquella capacidad, sino habría descubierto mi engaño en un plis plas.

-¿Me ayudarías a encontrarla? Es que no sé usar la katana y como que la tengo para nada... he visto Fherals pero no he sido capaz de matar a ninguno sola y hoy está más oscuro que normalmente... -Finalicé mi engaño para que pensase que aquella era la razón de que se lo contase.

Emie comenzó a contarme paso a paso todo lo que habia hecho y visto antes de llegar a esa conclusión. Cualquiera hubiese estado dispuesto a dar hasta lo último que tuviera por conseguir esa información. ¿Realmente era tan inocente? Nos acababamos de conocer.

Interrogé una frase en voz baja, sin llegar a esperar que Emie respondiese -¿Estas hablando en serio?
Como ya habia decidido antes, merecia la pena ir aunque solo fuese para comprobarlo. De todas maneras, ella vendria conmigo, y pensandolo bien, tampoco tenia ninguna buena razón para mentirme.

-Si, cuando quieras. Respondí a su última pregunta, quedandome quieto para que empezase a andar ella primero. -Y no me digas que no sabes donde está el palacio, practicamente
puede verse desde aquí., terminé la frase con una pequeña sonrisa cáustica.

Queria ver donde llevaba todo esto. Guardé las manos en los bolsillos del vaquero. Realmente no guardaba grandes espectativas, pero de ser cierto, hoy habria adelantado una buena zancada hacia mi objetivo.