Paseando por la facultad [Libre]

Entré en la facultad. Aún estaba algo aturdida por la llegada a este lugar, que parecía sacado de una peli de terror sobre zombies y apocalipsis... Pero yo quería ir a ver la Universidad.

Como ya había imaginado, todo estaba medio saqueado y en ruinas, pero sin embargo me trajo muchos recuerdos de mis días universitarios. Aunque no pude evitar que me cayera una lagrimilla por la cara, me mentalicé nuevamente que "Todo esto es sólo un sueño". Avancé por los pasillos, en la más profunda soledad y sumergida en un gran silencio.

En realidad no tenía ningún motivo específico para estar ahí, pero supongo que quería averiguar si era cierto o no aquello que relataba la pared nada más llegar a este mundo... o lo que fuera. Sólo quería que esta pesadilla acabara ya, no soportaba ese sentimiento de estar en continua alerta todo el rato. Quería volver a casa.

Fui dándome un paseo por la ciudad, intentando tranquilizarme. El mensaje escrito en la pared y la conversación con el tipo raro me habían puesto nervioso, pero la verdad era que los bichos esos, los fherals o algo así, brillaban por su ausencia. Debía tranquilizarme, seguramente sería una broma, bastante pesada, sí, pero una broma al fin y al cabo. Esto me recordó a un capítulo de una serie que vi hace un tiempo, en el que encerraban a cuatro chicas en un matadero como prueba para entrar a una hermandad de nosequé universidad estadounidense. Cuando conseguí aclarar un poco las ideas, me di cuenta de que estaba frente a lo que parecía una universidad. “Qué irónico” - pensé.

Atravesé las puertas y me adentré en el campus. Seguí paseando, cada vez más tranquilo, hasta llegar a un gran edificio. Como no tenía nada mejor que hacer, decidí entrar e investigar un poco, a lo mejor había algún dato que me revelase dónde estaba. Me palpé el bolsillo y me di cuenta de que tenía el iPod, así que lo cogí, me puse los auriculares, elegí una canción al azar, y seguí caminando, buscando respuestas.

Entre el laberinto de pasillos y aulas, no encontré nada. Casi todo había sido saqueado. “Qué raro...” A pesar de ir escuchando música, algo muy imprudente, como averigüé un tiempo después, un ruido llegó hasta mí desde otra parte del edificio. “La curiosidad mató al gato, Erico... Pero ¡bah! No creo que pueda pasarme nada malo” - pensé, ingenuo. Tras un buen rato buscando la fuente del ruido, llegué hasta un pasillo donde me topé con una chica. Estaba de espaldas a mí, por lo que no pudo verme. Era alta y tenía el pelo largo. Me pareció de lo más extraño e inusual, no sé por qué. Supongo que fue porque llevaba mucho tiempo paseando por una ciudad extraña sin ver a nadie por la calle. Aproveché el hecho de que no me había visto llegar para observarla un rato. Luego me dirigí a ella: “¡Eh!” - fue lo único que me salió.