Confusa y sumergida en soledad [Libre]

Ya era hora de ir a las antiguas facultades. Nunca había ido antes, tenía que investigar y vigilar a ver si econtraba alguna pista. Desde hacía varios días sólo buscaba pistas para salir de allí y nunca encontraba ninguna. Era como si Poirot era un detective frustrado, algo tenía que encontrar.

Aquel lugar era escalofriante. Quería encontrarme con alguien, hablar con alguien que quisiera salir de allí. Llevaba un día y medio sola, escondida e intentándome guiar por las solitarias calles de aquella ciudad. Para llegar allí crucé dos veces el río y pasé por el parque de los recuerdos. Hacía varios días había psado allí un buen rato con Emie, desde entonces no la había vuelto a ver. ¿Qué sería de ella? Seguramente estaba bien, en el día soleado abría encontrado algo útil, como yo aquellos vaqueros, la mochila y la mantita. Y por supuesto la comida, aunque encontraba más por casas abandonas.

Estaba caminando por un pasillo, con una barra metálica como única arma. Laboratorios, salas de disección y más aulas. Al final, me senté a descansar en el vestíbulo principal, en un banco que parecía soportar mi peso. Con la mochila en el suelo y el palo a mi lado, cogí una rebanada de pan y la mordí sin preocupación. No tenía demasiada hambre, aquella facultad me quitaba todo el hambre que pudiera tener. Guardé el pan en su bolsa y bebí agua. Tenía que volver a la plaza de los caños a rellenarlas. Otro largo pasea a hacer antes de buscar refugio para la noche.

Oí pasos por el pasillo a lo lejos. Eran de una persona, los fherals no disimulaban tan bien. Además, gritaban o hablaban entre ellos. Si fuera un fheral, ya estaría muerta.

-Hola -solté lo suficientemente alto para que me oyera quién quisiera que fuese -Estoy en el vestíbulo, soy una persona -añadí, por si acaso.

-Hola a tí también -comenté con la botella de agua en la manos -Soy Cassie, encantada. Hubiera preferido conocerte en otro lugar, pero aquí estamos -suspiré. Ella era nueva, acababa de llegar. Habría llegado en aquella sala, con la inscripción en la pared. Bajo la torre de los tres ventanales descansa la cautiva convertida a la fe verdadera. Aquella frase resonaba en mi cabeza, en la torre no había descubierto muchas cosas, así que volvía a comenzar mi investigación.

-Yo llegué hará... unos diez días más o menos; aunque creo que más -contesté -Soy de Londres -cada vez que conocía a alguien tenía que presentarme, aunque siempre tardábamos bastante en llegar a la parte de nuestras vidas antes de este lugar -¿Quieres agua? -le ofrecí la botella. Seguía sorprendida por el banco, lo más viejo y destartalado podía ser lo más resistente. Me aparté el cabello de la cara, odiaba no tener nada con que sujetarlo, ya ni me molestaba en peinarlo. ¿Para qué? En cualquier momento podían aparecer los fherals y no serviría de nada.

-¿Has visto algún fheral? -le pregunté, curiosa -Y si nadie te lo ha dicho, bienvenida a Zombielnad.