Perdida por la preciosa ciudad fantasma, [Ethan Locke]

Yo, valiente, había cedido entrar a la ciudad e investigar en las calles. Necesitaba alguna pista para salir de allí, algún lugar donde buscar algo. Aún no había ido a la torre, me apetecía ir acompañada. No era demasido buena con la orientación, pero sí en memoria. Me acordaba de un cartel antiguo, que señalaba el camino hacia el río. A partir de ahí, todo era desconocido.

Caminaba pegada a la pared, con la mochila en la espalda. La mayoría de portales estaban cerrados, pero se abrían facilmente. En un caso de ataque de fherals, me podría resguardar de ellos allí. Aunque si encontraba el banco de la ciudad, a lo mejor allí había alguna pista o algo importante. Demasiadas películas has visto Cassie. Mi propia mente me hablaba, tanto silencio no era bueno. Lo que daría por escuchar alguna pieza de música del cascanueces o de la Flauta mágica.

Oí pasos detrás de mí y al girarme, asustada, vi a un chico. Debería tener unos años más que yo, y tenía los ojos claros. ¿Soy la única con los ojos oscuros por aquí? Jo, Emie, Rachel... Los míos eran miel o verdes, dependiendo de quien los viera. No eran feos, pero todos ellos los tenían de un azul muy bonito. Aunque los del chico eran más bien de un tono verdoso.

-¿Querías algo? -pregunté educadamente -Soy Cassie, blablabla -estaba cansada de las presentaciones formales. Lo único que quería era salir del lugar. Tenía unas importantes ojeras, el cabello revuelto y mal peinado; pero no importaba. Lo único que era importante era salir de allí, de una manera o de otra.

-Todo el mundo está escondido, buscando alguna pisto o un refugio anti-zombies -expliqué -Yo estoy en busca de alguna pista o un refugio... aunque no creo encontrar nada, estas calles son todas iguales: frías, sucias y grises -me quejé. Aquel lugar era horrible, no había nada de color, a parte de la poca ropa sucia que los humanos llevábamos.

-Pareces perdido, bienvenido al club -sonreí -Eso me pasa por ser tan guapa y no seguir el río o la calle principal -le expliqué -¿Y qué haces por aquí Ethan? Me gusta tu nombre, por cierto. Mis padres me querían llamar así, creían que era un niño. Pero aquí estoy, sin ser niño y sin llamarme Ethan -bromeé. El muchacho parecía simpático. En aquel horrible lugar estaba teniendo más vida social que en mi vida en Londres.

-La ciudad fue bonita en su tiempo, cuando había humanos, perros, gatos, pájaros, flores... y no fherals. Y te aseguro que este lugar saca lo peor y lo mejor de las personas; es un poco complicado, pero ya lo entenderás -le dije basándome en mi caso particular. Yo había sacado parte de lo mejor en mí. Volvía a querer vivir, tenía algo por lo que luchar: salir de allí. Había conocido a bastantes personas, todas amables y algunas que me habían llegado al alma. Podía decirse que era como un centro de relaciones sociales, con algunos problemas con zombies asesinos, pero un centro social.

-¿Llevas mucho tiempo por aquí? -pregunté -¿O eres nuevo?

-Llevo aquí varios dìas ya... la verdad es que a partir del quinto día dejas de contar el tiempo. Muchas noches se hacen interminables, te lo aseguro. Tienes que encontrar un lugar seco, seguro y anti-fherals. Aunque parezca difícil, hay muchos sitios. Ningún zombie se para a entrar edificio a edificio a buscar comida; prefieren la comida rápida -sonreí -Como McDonals. Y sí, los he visto. Son unos seres horribles, adoran las nubes y hacen ruidos horribles. Si oyes algo no-humano, escóndete o corre. Y cuando se haga oscuro, te recomiendo no salir demasiado; por seguridad.

La verdad es que las noches que había pasado allí, me había escondido bastante bien. No me había cruzado con nadie por las noches, ni fherals ni personas. Rincones oscuros, escondrijos y pequeños agujeros eran el mejor lugar para dormir.

-Supongo que había humanos, por los carteles rotos y destrozados que hay en la calle y por las casas -señalé -Si encuentras alguna que parezca que no vaya a caerse, suele haber algo de ropa o alguna que otra lata. La mayoría han sido saqueadas, pero a lo mejor tienes suerte -comenté con una sonrisa y me quité la mochila -El día soleado me encontré la mochila, estos jeans y una manta. Aunque haga calor por aquí, de vez en cuando se agradece tener algo suavecito.

Creo que todas las personas de allí darían lo que fuera por salir de la ciudad.

-Se nota que eres nuevo. ¿nunca has visto a ningún fheral? -pregunté -Cuesta un poco de acostumbrarse a decirlos por su nombre, zombies es más fácil. No entiendo como alguien les puso nombre, debería estar loco -me encogí de hombros y le miré. Había sonreído con bastante naturalidad, aunque poco le duraría.