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Eeeergh... Perdida es decir poco. [Scar]
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Eeeergh... Perdida es decir poco. [Scar]
¿Durante cuánto tiempo he caminado? Ya no sé ni lo que decirte. He perdido el sentido del tiempo hace horas, y horas. Tal vez hace días, ya ni me acuerdo. Y creo, que, junto con él, también he perdido el sentido de la orientación. Creo que lo único que me mantenía de pie era mi cabezonería. Si me siento, acabaré durmiéndome. Si me duermo... Bufff, es que ya no sé si despertaré. Me paré durante unos instantes. Aún tengo el pie dolorido, y la mandíbula me duele cada vez que la abro. Sé que no la he recolocado bien, pero tampoco sabría como hacerlo. A parte de eso, tengo un par de heridas en la cara. No me acuerdo muy bien porqué razón han llegado hasta ahí, pero en estos momentos tampoco me importa. Sé que tengo ojeras, y que los pómulos se me están marcando demasiado por no comer lo suficiente. Pero tampoco me importa demasiado. Creo que en estos momentos lo que más necesito es seguir respirando. Y eso es lo que hago, y eso que cada vez me cuesta más. He empezado a odiar el aire de esta ciudad.
Fruncí el ceño en cuanto me dí cuenta da a donde me habían llevado mis pasos. ¡Vaya, ciénagas! ¡Qué puto sitio taaaaan bonito! Creo que voy a crear mi casita aquí, y todo. Además tendré niños con un zombie y crecerán aquí felices. Oh, madre mía. Se me está llendo completamente la pinza. Estoy segura de que no voy a sobrevivir. Uno de estos días ya no me levanto cuando me caiga.
Avancé un poco, sin adentrarme demasiado. A saber que clase de bichejos hay por aquí. Aih, se me remueve el estómago solo de pensarlo.
Vale, decidiamente, ya no puedo más. Necesito un descanso para mi pobre pie. Así que, pensado esto (? me senté, apoyando la espalda en uno de esos enormes árboles. No pude evitar soltar un resoplido. Por fin, arrrrgggh. Me rodeé las rodillas con las manos, y escondí mi carita entre ellas, cerrando los ojos. No, Dios mío, no me puedo dormir. Me lo dice mi sentido común. ¿Yo tenía de eso antes de venir aquí? Creo que no. Aaaaay, por Dios, si me vieran ahora los franceses de los suburbios, que de tan lejana y peligrosa me calificaban. Ahora ya no soy ni una sombra de lo que era. Este sitio va a hundirme y machcarme psicológicamente antes de matarme. Lo sé.
Fruncí el ceño en cuanto me dí cuenta da a donde me habían llevado mis pasos. ¡Vaya, ciénagas! ¡Qué puto sitio taaaaan bonito! Creo que voy a crear mi casita aquí, y todo. Además tendré niños con un zombie y crecerán aquí felices. Oh, madre mía. Se me está llendo completamente la pinza. Estoy segura de que no voy a sobrevivir. Uno de estos días ya no me levanto cuando me caiga.
Avancé un poco, sin adentrarme demasiado. A saber que clase de bichejos hay por aquí. Aih, se me remueve el estómago solo de pensarlo.
Vale, decidiamente, ya no puedo más. Necesito un descanso para mi pobre pie. Así que, pensado esto (? me senté, apoyando la espalda en uno de esos enormes árboles. No pude evitar soltar un resoplido. Por fin, arrrrgggh. Me rodeé las rodillas con las manos, y escondí mi carita entre ellas, cerrando los ojos. No, Dios mío, no me puedo dormir. Me lo dice mi sentido común. ¿Yo tenía de eso antes de venir aquí? Creo que no. Aaaaay, por Dios, si me vieran ahora los franceses de los suburbios, que de tan lejana y peligrosa me calificaban. Ahora ya no soy ni una sombra de lo que era. Este sitio va a hundirme y machcarme psicológicamente antes de matarme. Lo sé.
Gabrielle A. Voltaire- Mensajes : 123
Localización : Wonderland :D
Re: Eeeergh... Perdida es decir poco. [Scar]
Scarlet caminaba por el húmedo pantano, sintiendo como el frío barro se introducía entre los dedos, y en ocasiones, era tan profundo que llegaba a cubrirte el tobilllo entero. Pero estaba acostumbrada, y para quienes aquello pudiera resustar putrefacto y asqueroso, era el pan de cada día. Sobrevivir, cazar, ensuciarse, sobrevivir, cazar... y la rueda volvía a girar. La mujer se paró un segundo, puso los brazos en jarras y observó todo a su alrededor. Barro mojado, charcos profundos, árboles, la mayoría de ellos sin hojas, ranas, algunas rocas... y el cielo completamente gris que amenazaba en tormenta era un día bueno allí. Bueno porque no llovía. Por el momento. Llevaba su camiseta vieja de siempre, manchada por el barro, inclusive sus mejillas, las cuales no se salvaban. En fin, cuando llegase a casa -sí, esas casas de madera y palos que se sujetan con cuerdas- podría darse un baño en el río.
Llevaba a sus espaldas una red, donde portaba cuatro conejos muertos, la caza de hoy. Tendría comida para un par de días, con suerte. Decidió hacer un alto, pues llevaba más de cuatro horas andando de un lado para otro, recogiendo frutas y metiéndolas en su mochila, adquiriendo provisiones. Al fin y al cabo, parecía que se iba a desatar una tormenta de un momento a otro, y esos días no eran los más idóneos para salir. De modo que se subió a un árbol, pues eran los lugares más seguros, donde no te atacarían los fherals y donde podrías verlos llegar. Sacó una manzana y le dió un bocado. Y escupió.
-Rancia -y la tiró lejos. Suspiró. Sacó otra, y le dió otro mordisco. Escupió -Rancia -la lanzó lejos. Sacó otra manzana. La mordió. Escupió. -Podrida -la lanzó. Suspiró. Le gustaban las manzanas, pero encontrarlas buenas eran todo un desafío. Estuvo varios minutos allí sentada, hasta que le pareció escuchar que algo se movía por allí, la zona con más vegetación del pantano. Se dejó caer del árbol, pero en el último segundo se agarró de la gran rama gruesa, y tirando y tirando, logró que se partiera. Si era un fheral, le haría la cabeza papilla.
Se acercó lentamente, apartando los arbustos con cuidado, esperando encontrarse a uno de los monstruos. Pero no. No fue un monstruo lo que se encontró. Fue una chica, y a juzgar por su aspecto, una de los Otros. Suspiró y de un golpe seco y sonoro, lo apoyó en el suelo y se reclinó sobre él.
-Déjame adivinar. Te has perdido, ¿verdad? -la chica estaba abrazandose las piernas, con la cabeza entre estas. No parecía estar muy bien, que digamos. ¿Y a quién se le ocurría andar por ahí con este tiempo, sin ningún tipo de armas y sola? y más sin tener experiencia. De verdad, hoy en día a la gente le faltaba un tornillo, pero no iba a ponerse rollo madre ahora.
Llevaba a sus espaldas una red, donde portaba cuatro conejos muertos, la caza de hoy. Tendría comida para un par de días, con suerte. Decidió hacer un alto, pues llevaba más de cuatro horas andando de un lado para otro, recogiendo frutas y metiéndolas en su mochila, adquiriendo provisiones. Al fin y al cabo, parecía que se iba a desatar una tormenta de un momento a otro, y esos días no eran los más idóneos para salir. De modo que se subió a un árbol, pues eran los lugares más seguros, donde no te atacarían los fherals y donde podrías verlos llegar. Sacó una manzana y le dió un bocado. Y escupió.
-Rancia -y la tiró lejos. Suspiró. Sacó otra, y le dió otro mordisco. Escupió -Rancia -la lanzó lejos. Sacó otra manzana. La mordió. Escupió. -Podrida -la lanzó. Suspiró. Le gustaban las manzanas, pero encontrarlas buenas eran todo un desafío. Estuvo varios minutos allí sentada, hasta que le pareció escuchar que algo se movía por allí, la zona con más vegetación del pantano. Se dejó caer del árbol, pero en el último segundo se agarró de la gran rama gruesa, y tirando y tirando, logró que se partiera. Si era un fheral, le haría la cabeza papilla.
Se acercó lentamente, apartando los arbustos con cuidado, esperando encontrarse a uno de los monstruos. Pero no. No fue un monstruo lo que se encontró. Fue una chica, y a juzgar por su aspecto, una de los Otros. Suspiró y de un golpe seco y sonoro, lo apoyó en el suelo y se reclinó sobre él.
-Déjame adivinar. Te has perdido, ¿verdad? -la chica estaba abrazandose las piernas, con la cabeza entre estas. No parecía estar muy bien, que digamos. ¿Y a quién se le ocurría andar por ahí con este tiempo, sin ningún tipo de armas y sola? y más sin tener experiencia. De verdad, hoy en día a la gente le faltaba un tornillo, pero no iba a ponerse rollo madre ahora.
Scarlet Greyback- Mensajes : 186
Re: Eeeergh... Perdida es decir poco. [Scar]
Ruido. Algo o alguien está haciendo ruido. Y no me gusta que me molesten cuando estoy cansada. Bueno, no me gustaba. Porque ahora no tengo otra alternativa. O presto atención a los ruidos, o me meriendan con patatas fritas. Oooggh, patatas fritas. Cuanto tiempo, por Dios. Bueno, voy a centarme.
Alcé la cabeza, deshaciendo la estúpida posición de total impotencia. Y cuando centré la mirada... Descubrí ante mí a una chica. Bueno, o lo que fuera eso. Totalmente manchada de barro. Piel curtida, músculos fuertes, mirada desafiante... ¿Esta tía es de metal? ¿Cómo puede ser que no se encuentre derrotada? ¿Por qué no tienen los mismos pómulos marcados que yo?' ¿Comerá bien? ¡Qué coño! Joder, me estoy calentando demasiado la cabeza. Le dediqué una mueca sarcástica ante su pregunta. Las ganas de vacilar aún no se me han quitado completamente. Supongo que porque lo único que puedo hacer es abrir la boca para hablar, y eso ya me cuesta.
-No, estoy aquí porque me ha parecido un sitio estupendo para pasar el resto de mis días.- musité, con la misma sonrisa horrible dibujada en la cara. Sé que me queda fatal, y que más que alegrarme la cara, como debe hacer una buena sonrisa, me la deforma. Pero en fin, no sé hacer de esas buenas sonrisas. Bueno, antes sabía. Ahora, supongo que se me ha olvidado. Ni siquiera he intentado recuperarla. En fin.
Volví a alzar la vista hacia aquella muchacha. Parecía... ¡Joder! ¿Yo qué sé lo que parecía? Tengo los sentidos por el suelo, y esa tía me da escalofríos. Verdaderamente, parece de todo menos inocente. Clavé mi mirada en la suya. Me hubiese gustado saber como se las desenvolvía esa tía en la tierra. ¿De dónde sería? A lo mejor había ido de misionera al África y allí se había curtido. En fin, que a mí esto me da igual. Me sobra con que no me coja y me coma, por si acaso, le diré que tengo un sabor muy amargo. Es más, le diré que estoy muy rancia, y... Bla, bla, bla... Joder, me duele la cabeza de tanto pensar. Creo que voy a dejar de analizar las cosas durante unos instantes, ya que tengo compañía y me protegerá de los zombies... Si ella no decide atacarme antes.
Alcé la cabeza, deshaciendo la estúpida posición de total impotencia. Y cuando centré la mirada... Descubrí ante mí a una chica. Bueno, o lo que fuera eso. Totalmente manchada de barro. Piel curtida, músculos fuertes, mirada desafiante... ¿Esta tía es de metal? ¿Cómo puede ser que no se encuentre derrotada? ¿Por qué no tienen los mismos pómulos marcados que yo?' ¿Comerá bien? ¡Qué coño! Joder, me estoy calentando demasiado la cabeza. Le dediqué una mueca sarcástica ante su pregunta. Las ganas de vacilar aún no se me han quitado completamente. Supongo que porque lo único que puedo hacer es abrir la boca para hablar, y eso ya me cuesta.
-No, estoy aquí porque me ha parecido un sitio estupendo para pasar el resto de mis días.- musité, con la misma sonrisa horrible dibujada en la cara. Sé que me queda fatal, y que más que alegrarme la cara, como debe hacer una buena sonrisa, me la deforma. Pero en fin, no sé hacer de esas buenas sonrisas. Bueno, antes sabía. Ahora, supongo que se me ha olvidado. Ni siquiera he intentado recuperarla. En fin.
Volví a alzar la vista hacia aquella muchacha. Parecía... ¡Joder! ¿Yo qué sé lo que parecía? Tengo los sentidos por el suelo, y esa tía me da escalofríos. Verdaderamente, parece de todo menos inocente. Clavé mi mirada en la suya. Me hubiese gustado saber como se las desenvolvía esa tía en la tierra. ¿De dónde sería? A lo mejor había ido de misionera al África y allí se había curtido. En fin, que a mí esto me da igual. Me sobra con que no me coja y me coma, por si acaso, le diré que tengo un sabor muy amargo. Es más, le diré que estoy muy rancia, y... Bla, bla, bla... Joder, me duele la cabeza de tanto pensar. Creo que voy a dejar de analizar las cosas durante unos instantes, ya que tengo compañía y me protegerá de los zombies... Si ella no decide atacarme antes.
Gabrielle A. Voltaire- Mensajes : 123
Localización : Wonderland :D
Re: Eeeergh... Perdida es decir poco. [Scar]
Se sorprendió cuando alzó el rostro y pudo verla completamente. Estaba pálida, ojerosa, sucia, los pómulos los tenía hundidos, y estaba delgadísima. Aposataba que no había comido nada durante días. Y cuando sonrió, si es que aquello podía llamarsele sonrisa, se percató de que tenía la mandíbula desencajada. No llevaba armas, ni siquiera una mochila con comida. Nada. Generalmente, aquel hecho le habría provocado irritación por la falta de equipación al adentrarse en parajes como aquellos, pero su aspecto lastímero hizo que algo se removiese dentro de Scarlet. ¿Pena? ¿Compasión? ¿Algo de, por ejemplo, compañerismo? su aspecto era de total rendimiento, como si estuviera esperando a que un fheral apareciese de entre los arbustos y acabase con ella.
Scar suspiró, pero su rostro seguía siendo impretérrito.
Sin importarle lo que la chica pudiera pensar, se acercó con total desparpajo y dejó caer al suelo su mochila y la red con los conejos. Se situó frente a ella y le sujetó la cara con las manos, hacia arriba.
-Estáte quieta -ordenó mientras le examinaba la mandíbula. Tenía un desplazamiento considerable, pero tampoco dificil de colocar. Debía de estar doliéndole la mandibula horrores. ¿Quién, como, o con qué se había hecho eso? los fherals no se dedicaban a desplazar mandíbulas por puro placebo, y dudaba mucho que ella misma fuera masoquista y se la hubiera dislocado por su cuenta. -Tienes tres opciones -dijo Scarlet de nuevo, soltándole la mandíbula y dejando caer la mano -Dejar que te la coloque. Colocártela tú misma, o quedarte deforme para el resto de tu estancia aquí. Elíge.
Esperó pacientemente a que pensase que hacer. Muy perdida tenía que estar para haber llegado hasta allí, casi desnutrida y cansada. Además, estaban a una distancia considerable de la ciudad. ¿Cómo es que había llegado a parar ahí? mucha fuerza de voluntad tenía que tener para continuar andando.
En ese momento, un rayo iluminó el cielo, y a los pocos segundos sonó el trueno. La tormenta se acercaba. En cosa de una hora o así estarían donde se encontraban ellos ahora.
Scar suspiró, pero su rostro seguía siendo impretérrito.
Sin importarle lo que la chica pudiera pensar, se acercó con total desparpajo y dejó caer al suelo su mochila y la red con los conejos. Se situó frente a ella y le sujetó la cara con las manos, hacia arriba.
-Estáte quieta -ordenó mientras le examinaba la mandíbula. Tenía un desplazamiento considerable, pero tampoco dificil de colocar. Debía de estar doliéndole la mandibula horrores. ¿Quién, como, o con qué se había hecho eso? los fherals no se dedicaban a desplazar mandíbulas por puro placebo, y dudaba mucho que ella misma fuera masoquista y se la hubiera dislocado por su cuenta. -Tienes tres opciones -dijo Scarlet de nuevo, soltándole la mandíbula y dejando caer la mano -Dejar que te la coloque. Colocártela tú misma, o quedarte deforme para el resto de tu estancia aquí. Elíge.
Esperó pacientemente a que pensase que hacer. Muy perdida tenía que estar para haber llegado hasta allí, casi desnutrida y cansada. Además, estaban a una distancia considerable de la ciudad. ¿Cómo es que había llegado a parar ahí? mucha fuerza de voluntad tenía que tener para continuar andando.
En ese momento, un rayo iluminó el cielo, y a los pocos segundos sonó el trueno. La tormenta se acercaba. En cosa de una hora o así estarían donde se encontraban ellos ahora.
Scarlet Greyback- Mensajes : 186
Re: Eeeergh... Perdida es decir poco. [Scar]
Buff, yo no sé lo que la tía esta está pensando, pero con esa cara de concentración me está entrando miedo. A lo mejor está repasando todas las formas con las que se puede comer a una persona... Joder, tengo unas ideas escalofriantes, mejor voy a dejarlo estar. Agité la cabeza con las pocas fuerzas que me quedaban, intentando espantar de mí aquellos pensamientos, como una niña pequeña. Baah, que inocente que he sido, ese movimiento no ha servido para nada. A joderse.
Fruncí el ceño. ¿Por qué coño se acerca tan rápidamente? ¿Qué hace? Joder, joder, joder. Dios, ha dejado caer sus cosas y ahora acerca las manos...
Antes de que me hubiese dado cuenta, sus manos se encontraron examinado mi mandíbula. Si no hubiese tenido miedo a dañármela más, me hubiese librado de ella en un pis pás, o eso me gusta pensar a mí. Pero como tenía es estúpido miedo, me dediqué a gruñirle como un perro. NO me gusta nada que me cojan así, como si pudiesen tratarme como una muñequita. No, no y no. Y sin embargo... He pasado de resistirme. ¿Por qué? No me hace daño, y tampoco podría, tiene demasiada fuerza. Así que, antes de dejarme en ridículo, creo que me voy a estar quietecita por una vez en la vida.
¿Qué me esté quieta? Me dediqué a gruñir más y más. ¡Qué cabrona la tía! ¡Qué se esté quieta ella! Esta se la devuelvo, de verdad.
¿Tres opciones? Umms. ¡Por fin se separa! Oggggh. ¿Qué me la quiere arreglar ella? Dios, yo nunca acepto ayuda de nadie, y menos de desconocidos, pero no quiero quedarme con la cara deforma, más que nada porque duele, y tampoco me atrevo a arreglármela yo... Resulta que en las situaciones más importantes soy la ostia de patosa, así que seguramente me la estropee más de lo que la tengo.
-Eeeeh, creo que me voy a quedar con la primera.- musité, casi con miedo en la voz. El dolor está asegurado, desde luego.
Gracias a Dios que un rayo me sacó de mis ensoñaciones. Bueno, por suerte o no. Que a mí me gusta que llueva y tal, pero no tengo ni idea de lo que haré cuando una tromba de agua caiga sobre mí en medio de este asqueroso mundo.
Fruncí el ceño. ¿Por qué coño se acerca tan rápidamente? ¿Qué hace? Joder, joder, joder. Dios, ha dejado caer sus cosas y ahora acerca las manos...
Antes de que me hubiese dado cuenta, sus manos se encontraron examinado mi mandíbula. Si no hubiese tenido miedo a dañármela más, me hubiese librado de ella en un pis pás, o eso me gusta pensar a mí. Pero como tenía es estúpido miedo, me dediqué a gruñirle como un perro. NO me gusta nada que me cojan así, como si pudiesen tratarme como una muñequita. No, no y no. Y sin embargo... He pasado de resistirme. ¿Por qué? No me hace daño, y tampoco podría, tiene demasiada fuerza. Así que, antes de dejarme en ridículo, creo que me voy a estar quietecita por una vez en la vida.
¿Qué me esté quieta? Me dediqué a gruñir más y más. ¡Qué cabrona la tía! ¡Qué se esté quieta ella! Esta se la devuelvo, de verdad.
¿Tres opciones? Umms. ¡Por fin se separa! Oggggh. ¿Qué me la quiere arreglar ella? Dios, yo nunca acepto ayuda de nadie, y menos de desconocidos, pero no quiero quedarme con la cara deforma, más que nada porque duele, y tampoco me atrevo a arreglármela yo... Resulta que en las situaciones más importantes soy la ostia de patosa, así que seguramente me la estropee más de lo que la tengo.
-Eeeeh, creo que me voy a quedar con la primera.- musité, casi con miedo en la voz. El dolor está asegurado, desde luego.
Gracias a Dios que un rayo me sacó de mis ensoñaciones. Bueno, por suerte o no. Que a mí me gusta que llueva y tal, pero no tengo ni idea de lo que haré cuando una tromba de agua caiga sobre mí en medio de este asqueroso mundo.
Gabrielle A. Voltaire- Mensajes : 123
Localización : Wonderland :D
Re: Eeeergh... Perdida es decir poco. [Scar]
Off: se que es cortísimo, pero mi inspiración se dió a la fuga *clava un cartel en el suelo donde pone MOST WANTED* el proximo será mejor >___<
Al final accedió a que Scarlet le colocase la mandíbula en su sitio, aunque algo dudosa. Ciertamente, no la culpaba. La forma en la que vestía y se comportaba era muy diferente de donde ellos venían y a lo que estaban acostumbrados. Sin embargo, era muy diestra en aquellos temas. Había situado mandíbulas cientos de veces, había colocado brazos y piernas dislocadas, entablillado, extraído balas y cosido heridas. Incluso asistido a algunos partos de mujeres que no podían permitirse el lujo de acudir al hospital y dejarse a los cuidados de las misteriosas hermanas Thiele.
Nadie sabía nada de ellas, pero sí que pedían algo de valor a cambio de sus servicios, y era obvio que la muchacha no tenía nada de valor. Ni siquiera la ropa que llevaba se vendería a un buen precio. Scarlet comenzaba a desear quitarse el barro que cubría alguna de las partes de su cuerpo, así que tal vez con un poco de suerte comenzaría a llover en cualquier momento.
-Vale, ahora tienes dos opciones. Una -enumeró -gruñir como una perra tal y como has hecho antes, o dos -continuó -Gemir como una puerca. Tú decides -examinó una vez más la mandíbula, y colocó la mano derecha en el costado derecho de su mandíbula, haciendo de sujección, y la otra, preparada por el lado contrario para volver a colocarla -Lo haré a la de tres -avisó -Uno... -crack. Listo. Scarlet apartó las manos y observó su trabajo. La mandíbula estaba perfectamente en su sitio.
Al final accedió a que Scarlet le colocase la mandíbula en su sitio, aunque algo dudosa. Ciertamente, no la culpaba. La forma en la que vestía y se comportaba era muy diferente de donde ellos venían y a lo que estaban acostumbrados. Sin embargo, era muy diestra en aquellos temas. Había situado mandíbulas cientos de veces, había colocado brazos y piernas dislocadas, entablillado, extraído balas y cosido heridas. Incluso asistido a algunos partos de mujeres que no podían permitirse el lujo de acudir al hospital y dejarse a los cuidados de las misteriosas hermanas Thiele.
Nadie sabía nada de ellas, pero sí que pedían algo de valor a cambio de sus servicios, y era obvio que la muchacha no tenía nada de valor. Ni siquiera la ropa que llevaba se vendería a un buen precio. Scarlet comenzaba a desear quitarse el barro que cubría alguna de las partes de su cuerpo, así que tal vez con un poco de suerte comenzaría a llover en cualquier momento.
-Vale, ahora tienes dos opciones. Una -enumeró -gruñir como una perra tal y como has hecho antes, o dos -continuó -Gemir como una puerca. Tú decides -examinó una vez más la mandíbula, y colocó la mano derecha en el costado derecho de su mandíbula, haciendo de sujección, y la otra, preparada por el lado contrario para volver a colocarla -Lo haré a la de tres -avisó -Uno... -crack. Listo. Scarlet apartó las manos y observó su trabajo. La mandíbula estaba perfectamente en su sitio.
Scarlet Greyback- Mensajes : 186
Re: Eeeergh... Perdida es decir poco. [Scar]
Comenzó a hablar. Yo ya no sabía muy bien lo que decía. ¿Qué si opciones? ¿Lo hace para entretenerme? En este caso, no se le da nada bien. No, no, esperad, recapitulemos... ¡Me ha llamado perra y puerca! Bueno, hace tiempo que los insultos contra mi persona han dejado de afectarme. Así que... Seguí gruñendo como la perra que soy. Los cerdos no me van nada, los caninos son mucho mejores. Tan gilipollas como para dejarse amaestrar por los humanos. Pobrecillos, si tuviesen un poco más de cerebro dominarían el mundo. Joder, mira que soy rarita, ni siquiera hace falta que me entretenga, ya lo hago muy bien yo solita.
Me di cuenta del tembleque que asomó a mi cuerpo cuando la completa desconocida puso su mano en mi mandíbula. Oh, casi prefiero no mirar. Pero en fin. Yo soy así, y tengo que hacerme la valiente. Sé qu eno me quejaré por mucho dolor qu eme cause. Sé que aguanatré lo indecible, solo por no darle la satisfacción a ningún rival. Pero... ¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAH!
Llavé una d emis manos a mi pierna derecha, clavando las uñas. Ya, el dolor se contraresta con dolor, ¿qué le vamos a hacer?
Coño, coño, coño... Qué bruta. joder, dueeeeeeleeeeeee. Me puse a botar en el suelo, alejando de mí a la tía esa a manotazos. ¡Qué puta/guarra/cerda/puerca/perra y... todo lo demás. En fin. Bueno, por lo menos ahora el dolor se va calmando.
Arrrrggh, por lo menos parece que ahora la tengo bien colocada. Y para probar, ¿qué mejor que poner verde a la tía que me acababa de causar un dolor espeluznante?
-Eres una zorra.- musité, intetando respirar de nuevo con tranquilidad. Ya solo quedan estragos d edolor, y eso ya es algo. Fruncí el ceño, palpándome la zona afectada. Parecía en perfecto estado. No, si al final va a resultar que esta tía sabía lo que hacía. Abrí la boca, efectuando todos los movimientos que s epueden hacer con una boca sana. Y por último, como guinda... Sonreí. Sí, sonreí. Es una situacoón muy extraña, pero en fin, dentro de lo que cabe, es buena.
Me di cuenta del tembleque que asomó a mi cuerpo cuando la completa desconocida puso su mano en mi mandíbula. Oh, casi prefiero no mirar. Pero en fin. Yo soy así, y tengo que hacerme la valiente. Sé qu eno me quejaré por mucho dolor qu eme cause. Sé que aguanatré lo indecible, solo por no darle la satisfacción a ningún rival. Pero... ¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAH!
Llavé una d emis manos a mi pierna derecha, clavando las uñas. Ya, el dolor se contraresta con dolor, ¿qué le vamos a hacer?
Coño, coño, coño... Qué bruta. joder, dueeeeeeleeeeeee. Me puse a botar en el suelo, alejando de mí a la tía esa a manotazos. ¡Qué puta/guarra/cerda/puerca/perra y... todo lo demás. En fin. Bueno, por lo menos ahora el dolor se va calmando.
Arrrrggh, por lo menos parece que ahora la tengo bien colocada. Y para probar, ¿qué mejor que poner verde a la tía que me acababa de causar un dolor espeluznante?
-Eres una zorra.- musité, intetando respirar de nuevo con tranquilidad. Ya solo quedan estragos d edolor, y eso ya es algo. Fruncí el ceño, palpándome la zona afectada. Parecía en perfecto estado. No, si al final va a resultar que esta tía sabía lo que hacía. Abrí la boca, efectuando todos los movimientos que s epueden hacer con una boca sana. Y por último, como guinda... Sonreí. Sí, sonreí. Es una situacoón muy extraña, pero en fin, dentro de lo que cabe, es buena.
Gabrielle A. Voltaire- Mensajes : 123
Localización : Wonderland :D
Re: Eeeergh... Perdida es decir poco. [Scar]
-Sí, y tú una perra -y a pesar de todo, correspondió a la sonrisa de la chica. Había algo en sus ojos que la había agradado, y fue el brillo desafiante que vio en ellos. A pesar de sus pintas y de la ropa que llevaba, se había atrevido a gruñirle como si fuera la perra más perra. Y lo mejor de todo es que lo había bordado. Estaba segura de que podría haber estado allí para atacarla, y sin arma alguna, se hubiera lanzado a su yugular para defenderse. Bueno, y encima, la había llamado puta. Eso es que ya era la ginda. Cualquiera le habría soltado tal bofetón que le habría vuelto a desencajar la mandíbula, pero a Scarlet le había hecho gracia. Ciertamente, los insultos se los pasaba por el arco del trinfuo. Incluso le hacía gracia el ver como la gente se esforzaba en decir lo más fuerte que se pasase por la cabeza.
Scar se agachó y abrió su mochila, para luego hacer lo mismo con la red y meter los conejos dentro. La dobló e hizo lo propio con la misma. Se preguntó que haría la chica ahora. ¿Tendría algún grupo de recién llegados por aquí cerca y se habría perdido? ¿o se habría perdido buscando la ciudad, que ellos llamaban fantasma? Acto seguido, volvió a mirarla de arriba abajo. ¿Cuántos años tendría? ¿veinte? no parecía tener más de veinte. Y no pudo evitar pensar en cuando ella era ocho años más joven, físicamente -ahora tenía más de ochenta-. Solo que cuando ella tenía veinte años, ya despellejaba conejos, saltaba de árbol en árbol, y estaba embarazada. Frunció el ceño y decidió no pensar en eso último.
-¿Y bien, chica? voy a la ciudad. -le informó mientras hechaba andar, parándose en el árbol donde la había visto aparecer, con el palo en la mano. La miró por encima del hombro -¿Vas a quedarte aquí esperando a convertirte en fiambre para fheral o vienes conmigo? -una pregunta sencilla. En ese momento otro relámpago iluminó el cielo tremendamente oscuro por las nubes, que más que aprecer grises, se asimilaban más al carbón. Scarlet esperaba a que comenzara a llover en cualquier momento. La refrescaría, se limpiaría, y la lluvia eliminaría el olor que habían dejado atrás, haciendo más dificil que los fherals pudieran localizarlas.
Scar se agachó y abrió su mochila, para luego hacer lo mismo con la red y meter los conejos dentro. La dobló e hizo lo propio con la misma. Se preguntó que haría la chica ahora. ¿Tendría algún grupo de recién llegados por aquí cerca y se habría perdido? ¿o se habría perdido buscando la ciudad, que ellos llamaban fantasma? Acto seguido, volvió a mirarla de arriba abajo. ¿Cuántos años tendría? ¿veinte? no parecía tener más de veinte. Y no pudo evitar pensar en cuando ella era ocho años más joven, físicamente -ahora tenía más de ochenta-. Solo que cuando ella tenía veinte años, ya despellejaba conejos, saltaba de árbol en árbol, y estaba embarazada. Frunció el ceño y decidió no pensar en eso último.
-¿Y bien, chica? voy a la ciudad. -le informó mientras hechaba andar, parándose en el árbol donde la había visto aparecer, con el palo en la mano. La miró por encima del hombro -¿Vas a quedarte aquí esperando a convertirte en fiambre para fheral o vienes conmigo? -una pregunta sencilla. En ese momento otro relámpago iluminó el cielo tremendamente oscuro por las nubes, que más que aprecer grises, se asimilaban más al carbón. Scarlet esperaba a que comenzara a llover en cualquier momento. La refrescaría, se limpiaría, y la lluvia eliminaría el olor que habían dejado atrás, haciendo más dificil que los fherals pudieran localizarlas.
Scarlet Greyback- Mensajes : 186
Re: Eeeergh... Perdida es decir poco. [Scar]
Rodé los ojos. Perra. Perra. Sí, ese insulto me sonaba. Creo que me lo han llamado alguna que otra vez. Tal vez cuando me negaba a vender. En realidad, ya no me acuerdo demasiado. Creo que mis recuerdos de la tierra se están extinguiendo poco a poco. Y tampoco voy a hacer demasiado como para tenerlos en mi mente. Son recuerdos no deseados, y me alegro de que el tiempo haga mella en ellos. Pues eso, que no me dediqué a responderle. Tengo cosas mejores que hacer que entablar una interesante discusión con una Moogly. Además, su aspecto me da un poco de... de... Bueno, ya sabéis lo que iba a decir, no lo admitiré nunca, así que podéis quedaros con las putas ganas.
La observé mientras hacía todas sus extrañas cosas. Conejos... Conejos muertos... No, por Dios no. Los animales nunca me han gustado demasiado, y menos aún muertos. Me da aprehensión. No, no es que sea una chica muy de ciudad, que lo soy, es que me dan pena. Sí, y hace mucho que solo yo me doy pena a mí misma. La pena no es un sentimiento que me guste. Te debilita, no te deja razonar y... Bueno, te lleva a mis situaciones. Y mis situaciones no son nada agradables, joder. Cerré los ojos con fuerza, evitando la última visión de los animales muertos. Cuando los volví a abrir, me di cuenta de que la muchacha aquella se dedicaba a observarme. Alcé un poco el mentón y una d elas cejas, en actitud interrogante, que habría echado para atrás a cualquier persona normal. O bueno, a cualquier persona terrestre. Pero este es un mundo d elocos, y ya no puedes sabe rnada a ciencia cierta.
Chica. A la ciudad. Ah, sí, la ciudad. Tan lejana ahora. Me alcé como un resorte. No es que tenga ganas de ir a la ciudad, es que si no vuelvo al territorio que más o menos bien manejo, me va a dar algo. Bueno, lo de levantarme como un resorte ha sido un fallo. Ahora mi pie se resiente. Vah, da igual. Que se joda, si no está acostumbrado a mi ritmo, por mí se puede quedar torcido/doblado/roto/salido o lo que coño esté para el resto de mi penosa existencia.
-Creo que me voy contigo, zorra- musité, con una sonrisita sarcástica en el rostro. Tal vez fuera porque ya me había arreglado la mandíbula y ahora podía esbozarlas, o tal vez fuera porque aquella muchacha me había caído demasiado bien. Siempre he adorado a la gente autosuficiente, y, que además, cuidan de sus amigos. Yo, por el contrario, soy incapaz de cuidar de mí misma, así que imaginémonos de los demás. Y esta última palabra... Tal vez halla sido demasiado atrevida, demasiado confiada, pero lo necesito. Necesito un poco de humor en estos tristes días. Además de una mera muestra de rebeldía. Supongo que soy especial, pero no m eimporta. A quien no entienda mi lenguaje, le pueden dar por... detrás, sí por detrás con una sartén.
La observé mientras hacía todas sus extrañas cosas. Conejos... Conejos muertos... No, por Dios no. Los animales nunca me han gustado demasiado, y menos aún muertos. Me da aprehensión. No, no es que sea una chica muy de ciudad, que lo soy, es que me dan pena. Sí, y hace mucho que solo yo me doy pena a mí misma. La pena no es un sentimiento que me guste. Te debilita, no te deja razonar y... Bueno, te lleva a mis situaciones. Y mis situaciones no son nada agradables, joder. Cerré los ojos con fuerza, evitando la última visión de los animales muertos. Cuando los volví a abrir, me di cuenta de que la muchacha aquella se dedicaba a observarme. Alcé un poco el mentón y una d elas cejas, en actitud interrogante, que habría echado para atrás a cualquier persona normal. O bueno, a cualquier persona terrestre. Pero este es un mundo d elocos, y ya no puedes sabe rnada a ciencia cierta.
Chica. A la ciudad. Ah, sí, la ciudad. Tan lejana ahora. Me alcé como un resorte. No es que tenga ganas de ir a la ciudad, es que si no vuelvo al territorio que más o menos bien manejo, me va a dar algo. Bueno, lo de levantarme como un resorte ha sido un fallo. Ahora mi pie se resiente. Vah, da igual. Que se joda, si no está acostumbrado a mi ritmo, por mí se puede quedar torcido/doblado/roto/salido o lo que coño esté para el resto de mi penosa existencia.
-Creo que me voy contigo, zorra- musité, con una sonrisita sarcástica en el rostro. Tal vez fuera porque ya me había arreglado la mandíbula y ahora podía esbozarlas, o tal vez fuera porque aquella muchacha me había caído demasiado bien. Siempre he adorado a la gente autosuficiente, y, que además, cuidan de sus amigos. Yo, por el contrario, soy incapaz de cuidar de mí misma, así que imaginémonos de los demás. Y esta última palabra... Tal vez halla sido demasiado atrevida, demasiado confiada, pero lo necesito. Necesito un poco de humor en estos tristes días. Además de una mera muestra de rebeldía. Supongo que soy especial, pero no m eimporta. A quien no entienda mi lenguaje, le pueden dar por... detrás, sí por detrás con una sartén.
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