En la catedral (Emie)

Había pasado ese único día con sol y de nuevo llegaron los días oscuros. Los Fherals o que diablos eran esas creaturas salieron nuevamente de sus escondites. Pero por suerte no ví ninguno. No más faltaba! Entré a la iglesia, pensé que allí estaba protegido. La iglesia, después de ese día asoleado, llegó nuevamente a ser como era antes: inhabitada y sin nadie que la pise con los años. Entré y me acerqué al altar. Me senté en una banca. Total, allí no creo que entrarían esos bichos raros o lo que fueran.

De salud ya me había recuperado. Ese día asoleado me fue benéfico. Lástima que de mi memoria no puedo decir lo mismo que todavia quedé con amnesia. No recordaba si estaba casado, soltero o si tenía novia.

Una voz interrumpió mis oraciones. Volteé para ver quien me había hablado. Veo una chica de pelo castaño, no muy alta, no muy baja, con los ojitos azules y con las mejillas bien rojizas. Me saluda. Y pues, voy hacer lo mismo. -Hola! Le sonreí. Qué la habría traído para acá? Bueno, tampoco hay muchos lugares que visitar en la ciudad desierta y lugubre. Desde aquel único día asoleado, el tiempo llegó a ser como antes: triste, gris, negro y lugubre. La invité a sentarse. -¡Sientate! Le enseñé un lugar en el banco. No podía dejar que una mujer esté de pie.

Se sentó a mi lado. Por un momento pensé que entró en un estado de transa o algo ya que se quedó callada unos segundos pensando en sus cosas quizás? Me quedé mirando hacia al altar, o mejor dicho lo que quedó de un altar, ya que después de aquél día asoleado cuando todas las cosas regresaron a la normalidad y la iglesia estaba de nuevo populada, ahora todo se encontraba desierto y abandonado como al principio. ¿La causa? Sepa la bola. Pero bueno, no estaba allí para investigar misterios que rodeaban ese lugar. Aunque era una buena forma de saber que fue lo que pasó. Porqué si encontrabamos el misterio quizás teníamos la llave de todo. Se me iluminó la cara y volteé hacia ella. Se presentó.

-¿Mi nombre? Ehh... No sabía que decirle, ya que después del accidente que sufrí no recordaba mi nombre. -no sé... no recuerdo quien soy... La miré confundido. -Supongo que en el accidente que sufrí perdí la memoria porqué no recuerdo ni quien soy, ni nada sobre mi vida anterior. Estaba realmente confundido y eso me aterrorizaba. En esta ciudad fantasma era una desventaja que no sepa nada de mí. Afortunadamente, no ví ningún fheral desde que llegué. Dios me ayudó y espero tampoco ver alguno.



off: perdón, estaba en sesión de examenes por eso no entré xD... pero ya estoy jeje