Volviendo a casa, por lo menos un momento...[Dylan]

Pase mi mano por mis ojos adormilados mientras erguía mi espalda.
Era la primera noche en la que realmente pude descansar tranquila.
Mi "técnica" era moverme de lugar en lugar para evitar encontrarme con aquellas criaturas de las que tanto hablaban a mi alrededor.
Hubiera deseado decir que el Sol me había despertado con sus brillantes rayos matutinos, pero eso seria mentir.
El sol era apagado, muerto, al igual que todo lo que me rodeaba.
Estire mis brazos y me levante guardando el diario de portada oscura de mi madre en el bolsillo de la chamarra de mi hermana, mi único recuerdo de ella.
Suspire y mientras seguía mi camino escuche el sonido singular de agua corriendo con libertad.
Sonreí y seguí el sonido con gran entusiasmo. Mi piel estaba oscura ahora, mi cabello lleno de tierra y hojas, no me vendría mal un baño.
Cuando llegue a la orilla del aquel gran río, sin dudarlo mire a mi alrededor asegurándome que no hubiera ningún "zombie". Me quite la chamarra gris con rayas negras y envolví el diario de mi madre con ella dejando ambos en el suelo.
Me quite las botas militares que traía y seguido con un movimiento de pies me quite el pantalón de mezclilla oscura. Me quite la blusa azul que adoraba y la deje con lo demás.
Seguido con un clavado entre al río tranquilo y cuando salí comencé a acicalar mi cabello empapado mientras recordaba cuando iba de campamento con mi familia. Mi madre, mi hermana y yo solíamos darnos baños en los lagos y como nos divertíamos.
Suspire y puse mis brazos en la orilla y recargué mi barbilla sobre ellos como si me pusiera a ver el pasto muerto crecer.
Extrañaba a mi difunta familia, claro que a mi padre no...ja! ni loca extrañaba a ese maniático asesino...

Estaba explorando de nuevo, a este paso, me iba a conocer la isla mejor que los Fherals, aunque, mejor era que no conociese de momento a estos últimos, ya que, no podían traer nada bueno. ¡Pero qué digo! Esos seres siembran un infierno. Este sitio me sonaba de antes, sí.. había estado aquí anteriormente, me acordaba casi a la perfección. Miré hacia el cielo, esperando encontrar algo de vida luz.. o simplemente calor.

El resultado no fue agradable, todo seguía su curso, como la mayoría de los días no había ni un solo rayo que penetrara en la ciudad, ni uno sólo. ¡Ya me gustaría a mí! Suspiré y ladeé la cabeza, ¡A ver si no me había encontrado en todo el tiempo que llevaba aquí un solo Fheral y lo iba a encontrar ahora! Ojalá que no, ojalá y algo de suerte se apiadara de mí.

Observé a una chica rubia, no muy alta, de ojos azules especialmente bonitos. No la había visto nunca, aunque, a decir verdad no había visto a casi nadie por aquí, conocía a 5 o 6 excasas personas, y seguramente que habría más, muchas más. Al parecer esto tenía bastante gente, pero ninguna capaz de responder a mis dudas o espectativas, ninguna conocía bien la historia.

La chica tenía el pelo mojado, y le pesaban los párpados, estaba algo adormilada, como si se hubiera acabado de levantar. Me senté a su lado, la miré a los ojos y le dediqué una de mis sonrisas.. - Hola guapa.. - Dije mientras la saludaba con la mano, y sonreía de lado esperando una respuesta de ella. Intentaba ser amable y cordial, no me iba el ser borde.

Cerre los ojos por un breve momento y me dedique a escuchar el viento soplar las hojas secas por el suelo.
Pero una voz hizo que me sobresaltara.
Abrí los ojos y subí mi mirada a un joven que se había sentado a mi lado, aunque yo seguía dentro del río.
Mire su mano, al menos podía estar segura de que no era un Fheral, no tenia el aspecto de un zombie, digo, yo siempre me imagine a un zombie con el cuerpo hecho trizas, con ojos ansiosos y molestos, con la boca inundaba de sangre y los dientes afilados, la ropa rasgada. Pero no me imaginaba que fueran de un atractivo físico, con un buen corte de cabello y unos apetecibles labios.
Sonreí levemente al escuchar su saludo y me dispuse a tomar su mano, pero me detuve en el aire.
- Estoy mojada - le dije haciendole notar mis intenciones de no querer mojarlo.

Desvié la mirada por unos momentos avergonzada por mis comentarios tontos.
Suspire y comencé a mover mis piernas bajo el agua para que el frío no me golpeara tan fuerte.
Volví mi mirada a él.
- Soy Rachel - contesté con la sonrisa de vuelta en mi rostro.

Puse mis manos en el pasto y me impulsé fuera, era mejor que me saliera antes de que me arrugara como una pasita. Al salir sentí el viento contra mi semi-desnudo cuerpo y no pude evitar tiritar.

Escurrí mi cabello lo mas que pude y mire mi ropa. Si me la ponía en este momento seguramente la empaparia y tendria frío por un buen rato, ¿por que no había pensado en eso antes?
Me abracé un poco para darme calor y trate de disimular el tiriteo de mis labios.

-¿Y...cu..cuanto tiempo lle...llevas aqui? - mis intentos de evitar tiritar eran nulos. Suspiré y lo mire tratando de quitarme de la cabeza que hacía frío.

Mis intenciones aparentemente fueron inútiles. Miré la sudadera que me ofrecía y extendí la mano para tomarla. Y yo que pensaba que la caballerosidad había desaparecido ya.
Exprimí nuevamente mi cabello antes de ponerme la sudadera, no quería mojarla mucho.
La sudadera me quedaba grande, claro estaba, al menos me sentía mas caliente.

Subí la mirada a él y aumente el tamaño de mi sonrisa, una sonrisa sincera y con mas confianza.
- Gracias - murmuré abrazando mis piernas.

Mire los árboles por un momento, ¿cuanto tiempo llevaba allí? En cuanto le dijera seguramente me tendría lastima como los demás. O se apiadaría de mi, y eso era algo que realmente no me agradaba del todo.

- Llegué hace 3 días - le dije con una leve sonrisa.