Otro día sin sol, y yo sin ganas de volver a sonreir. [Libre =)]

Y aquí estoy yo. En esta santa plaza, triste y desolada. Un espacio sin vida, exceptuando a los asquerosos zombies que suelen vagar por aquí. Y tal vez tengo la esperanza de encontrarme a algún humano. Alguien que pueda hacerme pensar en otra cosa y aliviar mi dolor. Pero es una esperanza lejana. Nadie quiere acercarse a otra persona por el simple echo de que aquí no te puedes fiar de nadie. Es la primera regla. La que antes se aprende. Y, pese a que yo, en el otro mundo, no era lo que se dice la reina de la sociología, necesitaba ver a algunas personas. Que me saludasen por la mañana y yo les respondiera con un gruñido. Pero de esos ya no hay aquí. Cada uno se preocupa por sí mismo y por nadie más. Así que eso es lo que hago yo. Llevar cuidado para no tropezar y que los zombies se me echen encima ala mínima d ecambio. Esta vida es una mierda, pero es la que me toca vivir.

Y por diversas razones que no llego a comprender, aquí estoy, sentada en el suelo de esta plazoleta, en un roncón oscuro, ocultando mi cabeza entre las manos, echa un bulto. No me he fijado demasiado en mi alrededor. Sé que hay una fuentecilla muy cutre y varios edificios destartalados, como siempre. Pero eso no merece ser observado. Claro que no. Como me gustaría tener aquí mi "cargamente". Sería genial inyectarse felicidad. Pero no hay, y tengo que conformarme con seguir adelante sin escasos momentos de no-lucides para olvidarme de todo. Y lo odio. Lo ODIO. ¡Me cago en todo lo que se menea! ¿Por qué yo? ¿Tan mala he sido? Bueno, puede que un poquillo, pero solo porque la vida ha decidido joderme expresamente a mí. ¡Joder, siempre llego a la misma conclusión! ¡Siempre los mismos pensamientos! Necesito algo, algo que hacer y entretenerme.
Clavé mis uñas en los vaqueros, intentando hacerme daño en la carne. Sí, todo para despertar de esta pesadilla. ¿Será un sueño? Y si no lo es... Me da igual, no pienso esforzarme en salir de aquí. Me adaptaré, me joderé, pero no pienso resentirme.

No hacía demasiado frío. Pero tampoco calor. El día se había estropeado y yo no tenía ningún lugar a dónde ir. Esperaba no encontrarme con ningún zombie de esos que mencionaba el texto que había escrito en la pared de aquella extraña habitación. Esperaba no tener que enfrentarme a ninguno de ellos.

Caminé con cuidado de no tropezarme con ningún adoquín suelto ni con los trozos de los edificios que se habían derrumbado. Ya había tropezado en veces anteriores. Tenía que reconocer que estaba perdiendo facultades; eso de no saber dónde me encontraba estaba empezando a afectarme a los reflejos. Y eso no era nada bueno, porque podría ocurrirme algo si no mantenía los ojos bien abiertos.

Suspiré y me quedé en medio de aquella especie de plaza, frente aquella fuente tan cutre, con las manos en los bolsillos. No sabía que hacer ni para dónde ir. Había perdido de vista a Axel, que era el único que conocía en aquellos dramáticos momentos, aunque tampoco es que su presencia fuera de mucha ayuda Me daba la impresión de que no pensaba las cosas con su debido tiempo, aunque puede que las apariencias engañasen. Pero no solía equivocarme.

¡Anda, mira, una persona! Y parece tan jodidamente perdido como yo. Es más, un tío. Buaaash. Sí, había levantado la cabeza para poder observar el horrible paisaje que me rodeaba. Y lo había vista. Tal vez sea un buen entretenimiento. Pero mi personalidad anti-social, me impedía acercarme a decirle un mísero hola. No es que me diese verguenza, es que, de tantos años sin relacionarme demasiado con alguien, se pierden las ganas y la confianza con las personas, en general. Y supongo que es eso lo que me ha pasado a mí. Ya no tengo fe en la humanidad. ¡Arrrg! ¿Ves? ¡Los mismo pensamientos de antes! ¡Siempre igual! Al final, creo que me voy a hacer emo y todo, para después cortarme las venas. ¡Seguro que depués me siento genial! Baaah, mejor no, siempre tendré la maría y el ron, no m ehacen falta otros consuelos. Bueno, claro, donde están aquí, porque vamos....

Así que aquí estoy, aún más ecogida sobre mí misma, ocultando la cara entre los mechones dispares de mi pelo. Ojalá pase esto de "si no veo no me ven". Seeeh, lo vi un día en una serie, y me gustó. Pero es lo más gilipollas que he echo en toda mi vida. No, vale, no, hay otras cosas que tienen ese importante puesto. Esta será la más estúpida, que anda que no he echo ni nada. En fin. Me duele todo, física y psicológicamente. Estoy cansadísima y sin ganas de nada. En realidad, eso nunca cambia. Desde hace muchos años que estoy así, sin ganas de moverme o incluso de respirar. Yo creo que estoy traumatizada, y, además, que se me ha ido la pinza. Vale, no, un loco jamás admitirá que está loco, por lo que yo no estoy loca. ¿O ahora sí? ¡Joder, menuda mierda! ¡Necesito drogarme, ya! O beber, o lo que tu quieras.... pero necesito dejar d epensar o voy a estallar de un momento a otro.

Giré la cabeza con cierta lentitud al escuchar un gruñido a unos metros de donde me encontraba yo. No vi nada anormal, salvo una chica de pelo rubio que se encogía sobre sí misma. ¿Estaría enferma? ¿O le dolería algo? Giré sobre los talones y la miré, con la cabeza ladeada. Di un paso hacia delante y me paré de nuevo, con los ojos abiertos. Tras ella, dos bichos de aquellos de los que la gente tanto hablaban se acercaban a paso lento y ella no parecía percatarse de nada. Eran asquerosos, repugnantes. Me entraron arcadas nada más verlos y al mismo tiempo, terror.

Con toda la rapidez que pude, salí corriendo hacia dónde estaba la chica. Tenía que hacer algo por salvarla o acaberían con ella si se encontraba en ese estado. Ya averiguaría que le pasaba más tarde, pero ahora tenía que salvar su vida. No es que me importara mucho, pero no podía ver una escena como aquella y quedarme de brazos cruzados. No era tan jodídamente sádico. Llegué en unos diez segundos hasta donde estaba ella, cogiéndola por el brazo y zarandeándola.

-¡Vamos! ¡Corre! ¡Tenemos que salir de aquí! -señalé a los dos zombies que se acercaban con más rapidez hacia nosotros dos. La miré, con urgencia-. ¡¡VAMOS!!

Arrggh. Ha gritado algo. No me hace gracia que me griten. Además, me ha visto. Este cabrón ya me ha amargado el día, el muy tonto. Iba a pasar completamente de él, pese a estar necesitada de una conversación, básicamente por principios, y porque me aburre la gente que no entra a lo fuerte en mi vida. Peor me cogió d ela mano, tras gritar un fuerte:: ¿Vamos! Vale, me lo cagro, me lo como con patatas fritas y salsa barbacoa. Dí un salto como si de un resorte me tratara. ¿Qué dice? ¿Porqué me marea? ¿No ve que le voy a arrancar la yugular? No, claro que no, no lo ve, el gilipollas de mierda.

Pero, cuando giré un poco la cabeza, me di cuenta de que lo hacía por razones obvias. Un par de zombies se encontraban a mis espaldas, dispuestos a arrancarme trozos de carne a mordiscos. A saber qué le a impulsado al tío este hacer lo que ha echo. Baaah, a mí me da igual. Me ha salvado el cuelo, que eso es lo que importa. Así qué, rápida como solo una gacela puede llegar a ser, huí del lugar dle crimer, dejando a mi salvador ante el peligro. Sí, podéis llamarme rastrera rata de alcantarilla. Pero aquí es o él o yo. Él ha decidido que yo. Y yo, tan buena como soy, no voy a deshonrar su memoria. Naaaah, yo soy muy buena. Lo dejaré morir como un hombre, salvando a la bella dama. Seguro que se las apaña muy bien, el macho-men éste.

No pude evitar sorprenderme por la reacción que tuvo aquella chica, haciéndo que la sangre me hirviera en las venas. Cuando la pillara, me la cargaría. Ahora no iban a ser los zombies. Iba a ser una muerta lenta, dolorosa y que la llevaría al mismísimo averno, con el cabronazo de Satanás. Me guardé los comentarios que estaba deseando decirle para ella y me quedé inmóvil mientras aquellas dos bestias venían hacia mí, dispuestas a asesinarme. Pero no lo iban a conseguir, o al menos eso creía.

Cuando estuvieron lo sufiientemente cerca, mi pierna fue directa al estómago de uno, haciendoq ue callera al suelo. Esquivé por los pelos el mordisco del otro. Miré a mi alrededor, no había nada para pegares en la cabeza o para arrancársela. Eso es lo que hacen en los videojuegos ¿no? En la cabeza. Le di un puñetazo al que casi me muerde, pero fue como si nada. Di un paso atrás.

-Mierda...

Reí escandalosamente, tan irónica y maleducada como siempre. Él se había metido en esto. Él moriría por gilipollas. Y si no moría... Pues aprendería una lección. Nunca te fíes de nadie, y menos de mí. Mucho, pero que mucho menos de mí. Naaaah. Ha cometido un error, y los zombies no perdonan tan facilmente. Me recosté contra la pared. Ya, tengo una sangre fría monumental. Por mí, pueden arrancarle la cabeza ahí mismo. No moveré ni un músculo, y si lo hago, no será para ayudarle, sino para huir. A joderse. ¡Qué chaval! ¿Por qué no huye? ¿Sigue intentando hacerse el macho dominante? Por que su actitud me parece estúpida total, con creces, estupidérrima. Vale, no está bien inventarse palabras nuevas mientras un tío está a punto de morir. ¡Já, como me gusta hacer cosas que no están bien!

Así que, así estoy, moviendo los párpados mientras el tío ese le pega estúpidas patadas a un de los fherals. Es el acto más idiota que he visto en mi vida. Yo de él saldría corriendo. Pero claro, no soy él. A lo mejor lo que quiere hacer es suicidarse. ¡Sí, seguro que es eso! ¡Qué mente más ágil! Se habrá hartado de vivir entre mierda y querrá morir nóblemente. Já. Ummms, ya me aburre. Voy a dedicarme a buscar un sitio donde dormir, que parece que esta noche va a hacer frío.

Caí de espaldas, haciendome sangre en los codos. Una de aquellas cosas se me lanzó al cuello. A duras puenas pude hacer que no me mordiera, asestándole una patada en el estómago. Me puse de nuevo en pie como pude y cogí un palo de madera, que parecía estar afilado y se lo clavé en el corazón. Sitio equivocado. El otro me cogió por el cuello y me lanzó a un lado. No tenía nada que hacer, no podía hacer nada si no tenía un arma. Empecé a caminar hacia trás, mirando a aquella chica, con rabia. Tú serás la siguiente si acabo con ellos.

-Hijos de puta.

Me dí la vuelta de forma repentina, cuando noté un peso muerto caer al suelo. Já. Aiiis, si es que me voy a descojonar. ¡Se ha caído! Y, efectivamente, no pude contener una sonrisita. Es más, no pude contener una risita. Si es que soy especial. Me di cuenta, pese a la oscuridad inminente, de que le sangraban los codos. ¡Por Dios, qué risa! Creo que después cogió un palo. Sí, vas a hacer mucho con eso, guapo. En fin, a ver como s elas apaña.
¡Espera! ¿Ha echo lo que creo que ha echo? ¡Me ha dirigido una miradade odio! ¡Já! Como si eso fuese ha cambiar su destino. Que, por cierto, ya estaba bastante claro. Myuerte al canto. A lo mejor, después d emuerto, le puedo robar todo lo que lleve encima. ¿Tendré tanta sangre fría? ¡Por supuesto que sí! En fin, eso pienso ahora. Baaah, o él o yo. Y, claro está, prefiero el yo, que queda mejor.

¿Hijos de puta? Cada vez este tío me parece más gracioso. Tiene unas cosas... ¿Lo hará para hacerme reir? ¡Qué majo! Incluso a punto d emorir y pensando en los demás... ¡Personas de estas hacen falta en el mundo! ¿Porqué no hab´ra más? Aaaah, la generosidad, que es muy dura. Já, si luego siempre acaban fatal. A joderse, chavalin.
-¡Qué divertido!- musité, más para tener ha alguien hablando conmigo misma que para otra cosa. Yaaa, ya lo sé, que se me va la bola, pero si no encuentro a nadie más, ¿qué le voy a hacer? ¿Hablar con las zombies? ¡Pues no!

En un movimiento bastante rápido, cogí de nuevo el palo y lo atravesé en la cabeza de uno de los dos Fheral. Su cráneo era bastante blando, puede que fuera por la descomposición, pero al menos pude ver como caía al suelo, inmóvil. ahora venía el segundo problema, de puta madre. No sabía qué buscar para cargármelo, ni qué hacer. Miré a todos los lados. ¡Ni una puta piedra! Comencé a dar unos cuantos pasos atrás al ver que se acercaba a mí, manteniendo la calma. No sabía qué podía hacer en aquellos momentos. ¿Y si me acordaba de las técnicas de defensa propia que aprendía hace tanto tiempo? Venga, Kay, son lentos y tú, bastante rápido.

Le asesté un puñetazo en el estómago y me puse detrás suya. Pasé un brazo por su cuello y lo presioné contra mí, clavando mi rodilla en su columna y haciéndola crujir. Antes de dejarlo caer, me cogió desprevenido y me lanzó a un lado, con violencia y se puse encima mía, intentando morderme en el cuello. Mis manos se fueron de nuevo a la cabeza. Intentaba girarla, para romperle el cuello y poder darle fin a aquello, pero era demasiado complicado. Rodamos y yo me pude quedar encima. Joder, me había arañado el brazo. Lo miré con asco y, por fin y sin saber como, pude darle la vuelta a la cabeza y romperle el cuello. Todo se volvió a quedar en silencio.

Laaaaalaralalaaaaaa. Seeeh, creo que está luchando y dejándose la piel para salir vivo de esta. ¡Qué inocente, por Dios! Además, si sale de esta, y le da por encararse a mí, no tendrá nada que hacer. Él está cansado, y yo más fresca que una rosa, con los puños siempre a punto y la lengua bien afilada para causar estrago allá donde voy. Y él... Va a salir perdiendo, sí o sí. Lo mejor que puede hacer es marcharse por donde ha venido, volver y no cruzarse nunca más conmigo ni con mi mirada asesina. Este tío es lo que en la tierra llamaríamos... ¡Pringado! Seeeh, un pringado en toda regla. ¡Vaaa a morir, y yo noooo! Já, es que tengo ganas de cantar y todo.

¡Esperad! ¿Silencio? ¿Cómo puede ser? Giré la cabeza con rapidez, buscando al tío de antes y a los dos zombies. Vaaaaaaya. Los dos zombies están tirados en esl suelo, y el tío está molido pero vivito y coleando. ¡Eso sí que no me lo esperaba yo! Bueno, pues ahora que está vivito, podrá huir, cosa que no ha hecho en toda la pelea. ¡Venga, va, que no vacile más y que se quede con las ganas de encararme, por que si no me voy a tirar encima de él y le ovy a arrancar la cabeza con é a echo con las zombies. ¡Já!

Miré a la chica aquella. Todavía me quedaban bastantes fuerzas. Saqué la cadena del bolsillo y empecé caminar hacia ella, con paso firme, mirándola a los ojos. Pensaba cargármela, nadie me tocaba los cojones más de lo debido. Y encima me quedaban fuerzas, muchas fuerzas. Si me hubiera acordado de que tenía cadenas, hubiera terminado antes. Pero no había caído en la cuenta. Cuando estuve a un metro de ella, lancé parte de mi cadera hacia ella, pero no llegó. Sonreí.

-Dame una sola razón por la que no debería asesinarte aquí y a ahora -no tenía nada que hacer conmigo, yo era más rápido, sabía de artes marciales y encima tenía una cadena con la que poder estrangularla. Mis ojos se clavaron en los suyos.

Miré a mi lado. Algo brillaba. Eso era... ¿Una katana? Me lancé hacia ella y la cogí por el mango. Sí, era una katana. De las buenas. Era de verdad. Sonreí y miré a la chica. Genial

Ummms. Pringado, con todas las letras. No va a hacerme cambiar de idea, por muchas cadenas que saque. Ya parece estar como nuevo, pero lo dudo bastante. Já. ¿Y ahora me amenaza? Yo flipo. Primero el prigado este me lanza la cadena, y después me amenaza. ¿Se cree que a Gab se la detiene con un par de insultos? ¿Qué no me han dado palizas ya suficientes? ¿Qué una cadena va a hacer mella en mí? ¿Qué un simple humano, pese a tener arma, me haría arrepentirme d emis actos o palbras? No, por supuesto que no. Yo nunca me traiciono a mí misma. Al fin y al cabo, soy lo único que me queda.

-¿Una razón? Ummms. Dame tú una razón para matarme. Es más, dame una razón por la que haberte ayudado, me disiparías muchas dudas. ¿Vas a hacerme pupita con eso solo porque tú y tu estupidez masculina han decidido enfrentarse a los zombies y salvar a una dama? Lo veo muy pero que muy mal- já, con la lengua no me gana nadie. Puede que él sea más rápido, pero, siento mucho decirlo, yo mucho más astuta. ¿Por qué sino ha decidido ir a salvarme y se ha quedado solo ante los zombies? Es que hay que ser inteligente en la vida, o en la no vida, o en lo que sea esto, de verdad.

¡Joder! Y va el tío y encuentra una katana... ¡Esto no vale, joder! ¿Por qué él tiene cadenas y katana, y yo nada? Baaaah, da igual, la próxima vez que esté en apuros pediré una pistolaca de esas que molan, a ver si tengo suerte y mi deseo se cumple, por que vamos, aquí el machote a conseguido de todo. Hay que joderse, de verdad.

No tardé mucho en reaccionar. Me vovía la rabia y la ira. Y el desconcierto. Me puse detrás de ella, inmovilizándola con una pierna y poniendo la katana en su cuello, rozando la piel con la hoja. Aquello era bastante divertido y ahora me tocaba reirme a mí. No sabía como se utilizaba aquella cosa, pero si podía inmovilizarla por completo.

-Por la simple razón de que tú no deberías estar viva. Esa es una razón. Las demás es que me pareces una persona patética, de las que yo se supone que tengo que eliminar sí o sí ¿Te parecen buenas esas razones?

Apreté un poco más la hoja sobre su cuello. Si se movía se rajaba. Ese era el juego. Antes habían estado a punto de matarme y ahora era ella la que iba a morir. Tenía muchas razones para acabar con aquella chica. Una menos. Personas como ella deberían estar en la tumba. O en el estómago de un Fheral. Pero no vivas. Sonreí con frialdad.