TEMA COMÚN: Un día soleado

[Cristhel Wells y quien quiera]

-No lo se pero no se si es bueno o malo, de todas formas no hay bichos por ningún lado, es decir, no he visto en ninguna parte mientras recorría las calles. -Comente un momento y pesando una y otra vez en las posibilidades, por suerte había comido un poco y mis fuerzas poco a poco iban a aumentar aunque el sueño debía recuperar. De todas formas suponía que tan pálida no estaba, esperaba recuperarme de este estado porque no quería morir en este lugar, no podía hacerlo.

Pero después de darme cuenta de aquel detalle también pude pensar que no había visto nombres de las calles ni nada. Todo vuelve a ser una linda ciudad pero esto sin nombres ni nada. ¿Será por esto que aquel hombre dijo que llamaban a este lugar ciudad fantasma? bueno si, eso ya se sabía pero también porque aparecía los días así..
-Sinceramente no entiendo nada, tal vez los bichos estos, le temen a la luz.. pero.. ¿Hasta cuando durara esto? es decir, habrá varias días así y otros sin poder ver la luz del sol. -Suspire y mire a Cris. -Preguntas que aun no hay respuesta... Porque seguro que tú ya te lo has preguntado ¿Verdad? -

Tenía mucho tiempo sin hablar con alguien por lo menos más tranquila sin deseos de huir pero aun estaba confusa como muchos de los presentes o gente que había visto. Pero ¿Dónde están las personas que han tenido mucho tiempo aquí? o ¿Es que ya han muerto todas? Si es así tal vez nosotros tenemos el mismo destino. Pero me negaba a creer aquello, es más el estúpido portal debería estar en algún lado, pero me sorprende que nadie aun lo haya encontrado, pero también hay poco tiempo para salir en busca de dicho portal porque todo era peligro. Por lo menos teníamos una pista y de algo estaba segura tras preguntar. Pero no iba a confiar en muchas personas porque, después de lo último que me paso, tras ser sido dejada y después robarme la única arma que conseguí; un estúpido palo de madera. Pero por suerte aun seguía viva.

[Christel y por lo que veo Nana xD]

A lo lejos, ví unas chicas platicando. Me acerqué a ellas. No las había visto antes. Quizás eran una ilusión, pensé para mí mismo. -¡Hola! Les sonreí. -¿Qué tal? No las había visto antes. Demasiado asoleado y lleno de gente la ciudad hoy. Seguro está pasando algo ¿no creen? jeje. Pensé que ellas sabían algo sobre lo que pasaba en la ciudad, pero por lo que noté en su actitud tampoco sabían nada. Era realmente extraño y ni siquiera sabíamos si iba a durar por mucho tiempo así. Aunque era mejor si duraba mas así. Me quedé viendo las tiendas, las calles populadas. Hasta escuché el ruido de los coches. Quizás eso fue una pesadilla y revivieramos a la vida normal. De pronto, se me cruzó por la mente la idea de ir a un médico para lo de mi amnesia. Sí, sí... aprovechar este maravilloso día y que la ciudad estaba llena de vida para ir con un médico a pedir su opinión por mi amnesia. -Bueno, ¿tienen algun plan para hoy? No sabía si por allí cerca había un hospital. Nada más tenía que preguntar y buscar uno.

[Para un alma caritativa que se apiade de mí y me aguante =D][Editado, me acoplo a Eng y a Sky =)]

¿Qué coño a pasado? ¿Porqué ahora hace sol y antes no? Ahora todo está bien, nuevecito. Realmente, a mí me gustaba más antes. Las nubes creaban unas sombras muy agradables para no ser vista. Pero supongo que es lo que hay. Ahora las calles ya no dan tanto miedo. Y que conste que no lo digo por mí, por que yo miedo... ¡Já! Yo no tengo miedo. Pero seguro que hay gente que sí que tiene. Sí, es que hay gente muy sensiblera y tal... En fin. Así que aquí me encuentro, sin nada que inyeccatrme en las venas, nada para crearme una felicidad artificial. ¿Me suicido? ¿O ya estoy muerta? ¡Estoy echa un lío! Al primer zombie de mierda que se me cruce en mi camino le doy un bocado que le arranco la yugular, lo juro. Y si a algún alma humanoide, necesitada de amor y cariño, se le ocurre acercárse... No le ocurrirá nada bueno. Pero nada de nada.

¡Ostias! ¿Es esto lo que creo que es? Una puta y necesitada botella de alcohol. Para ser exactos, de vodka negro. No es de mis preferidas, claro está, demasiado dulce para mi gusto, pero todo lo que sea alcohol, bienvenido sea. Porque lo necesito. Necesito olvidar que esoy en este asqueroso sitio, y necesito olvidar que he rechazado cualquier ayuda y caído en que nunca saldré de aquí. Porque no tengo la más mínima intención de volver. Para mí, el "otro" mundo es mucho peor que este. Sí, tenía una reputación y tal, pero nada me apartaba de los recuerdos y del dolor. En cambio, aquí, solo peinso en sobrevivir, y, claro está, eso aparta de mi cabecita otros temas un poco más desagradable. ¡Esperad, coño, qu eme he ido del tema! Así que eso, cogí la botella de vodka, y ni corta ni perezosa, le eché un trago inmeeeenso. No, no os diré de donde la he cogido por que vosotrros, mentes refinadas, lo consideraréis robar. Peor bueno, como yo soy muy liberal.... ¡Joder que me atraganto! Me lo he metido todo de golpe, con tanto pensar y pensar...
-Cofcof.... ¡Arrrrrggggh!

Vaaale, esto cada vez es más divertido, solo falta que venga un zombie de esos a darme palmaditas a la espalda. ¡Esperad! ¿Vendrán hoy con el sol? Baaah, me importan bastante poco. Lo que sí que me importa es que me muerdan. Eso tiene que doler. Y mi inocente cuerpecillo no está para más dolores ¿a que no? Mierda, ya hablo conmigo misma. Soy demasiado anti-social. Creo, que tal y solo tal vez, debería hablar con alguien. Debería aceptar ayuda. Ya, ya sé que soy muy autosuficiente y todo eso, pero estoy en un mundo nuevo y extraño... ¿Por qué no me hago la inocente y dejo que maten zombies por mí? Ummms, eso no debería estar nada, pero que nada mal.

¡Ostias, un supermercado con la puerta rota! ¿Cuantas cosas bonitas podremos llegar a encontrarnos en un día soleado? No lo sé, pero yo ahora mismo soy demasiado feliz como para seguir comprando. Dejé la botella de vodka de lado, como si tu tuviese suficiente alcohol par amí, y entre en el supermercado como una centella, en busca de todo que pueda esnifarme, fumarme, beberme o comerme. Y eso lo reduce a... básicamente todos los productos del supermercado, exceptuando detergentes y demás. Y, en mi loca carrera, choqué contra algo alto, grande y negro. Jodidamente negro, acompañado por... una tía. Sí, era la figura de una persona. ¡Mierda, he perdido el equilibrio! ¡Mierda, me he caiído! Me cago en...

[Engel y Sky]

Arrrgh. Mierda. Me he caído. Me he echo daño en la muñeca derecha, pero como soy así de orgullosa, no lo voy a dejar denotar ni de coña. ¡Quién coño le obliga a ese a ponerse ahí en medio? ¿Eeeeh, eeeh? A ver si le voy a pegar un mordisco que le arranco la oreja. Pero.... Bueno, sí, el tío rarito de negro que da miedo me ha puesto un puto bate de metal en la sien. Me van bastante las situaciones extremas, pero por estos no he pasado nunca. ¿Ahora que tengo que hacer? ¿Pedirle perdón? Y una mierda, aquí me impongo yo como que me llamo Gabrielle. Pero.... Claro.... Yo.... No tengo armas, y él sí. Además, va acompañado de otra tipa. Baaaaah. No os preocupéis, que esté con un bate de metal en la sien No es preocupante. Bien, ahora quitad el no d ela frase anterior y la tendremos perfecta.

-Verás, soy la Reina de Inglaterra, y si quieres que te diga lo que estoy haciendo en estos momentos, te puedo asegurar que un gilipollas del tres al cuarto está apuntando a mi preciosa sien con un puto bate .- vale, ya, la reina de Inglaterra no tendría ese vocubulario tan "refinado", lo que se dice, pero es lo que hay, o se aguanta, o se aguanta. ¡Esperad! ¿He ido demasiado lejos? ¿Le he vacilado demasiado? Já, que se joda. Tendría que tratarme mejor, porque yo soy especial. Y si no.... pues le dejo mal delante de su amiguita. Fruncí el ceño. Este tío me cae como el puto culo. ¿No ve que estoy en el suelo? ¡Qué se agache a recogerme! Vale, ahora estoy siendo irónica conmigo misma. Y eso es preocupante. No, coño, la situación es preocupante. Laaaaaralalalaaaaa, un mierda me va a volar la cabeza por los aires, y yo, ¿pensando en esto? No tengo sentido común, definitivamente. Voy a dejarle que me mate, así no tengo que seguir pensando en nada.
Intenté apartar el bate con una mano inocente, evidentemente, presa de los escasos efectos que había ejercido la mitad de la botella de vodka sobre mi cuerpecillo. Ummmms. Ammmms. Emmms.

-Bueno, ¿te vas a quedar así o me vas a dejar mover el culo?- le pregunté, con un tono de voz bastante ególatra. Já, lo que el no sabe es que contentilla, cuanto más me vacilan más aumenta mi ego. ¿Soy rara? Definitivamente, sí. Pero me da igual, yo ya lo tengo aceptado, lo único que me queda esperar es que no me quemen en la hoguera.
Clavé mis ojos azules en los suyos, esperando una respuesta, quejándome interiormente por mi muñeca herida.

Continúa con su particular y minuciosa discriminación de ropa. Sí, tiene un gusto bastante peculiar, único y excéntrico aún estando en una situación así, el sombrero negro y elegante que lleva sobre la cabeza así lo demuestra, semiocultando sus ojos oscuros. Lentamente lo que eran un par de prendas amontonadas se convierten en una pequeña montaña, y una parte del perchero ya está en el suelo...

Si es que en el fondo le tiene cariño a su mono, aún cuando empieza a oler a rayos. Sin embargo no se rinde, tomándose su tiempo, de nuevo, en analizar cada prenda de ropa que va a parar a sus manos... Alza unos vaqueros de color gris, dándole la vuelta un par de veces de forma rápida, alzándolo hacia el techo como si así pudiese verlo mejor y probándoselo en la cintura después:

-¿Mmm...? -Es incauto, algo idiota y estúpido por no prestar atención a su alrededor y, sobretodo, a la muchacha que se acerca a él con cierto sigilo... Pero para cuando se quiere dar cuenta ya es demasiado tarde y se le ha tirado encima. Un corto chillido escapa de sus labios, pero demasiado exagerado, teatral y gesticulado como para que parezca de miedo real o peligro... principalmente porque la cosa que tiene encima tiene pelo y no pesa demasiado, eso sin contar que no le ha hincado los dientes.

Sin darse siquiera cuenta comienza a dar vueltas sobre sí mismo, caminando a tropezones por la tienda y tirando todo lo que sus pies encuentran a su paso:

-¡Suéeeltame maldita! ¿Estás majara o qué? ¡Oh, que pregunta, claro que lo estás! Desgraciadamente creo que tengo que advertirte de que... -Su voz parece tornarse más divertida y curiosa en uno de los giros, cuando logra ver el rostro femenino que tiene agarrado a su espalda, como si la llevase a caballito.- No me van este tipo de primeras citas en las que intentan matarme, ¿sabes? -Y, en ese momento y haciendo gala de una fuerza que no suele manifestar o aparentar, la agarra por los muslos y encorva todo el cuerpo, levantándola con la fuerza de sus brazos y lanzándola al suelo delante de él, en una llave de judo que había visto en una película. Palmea las manos, como si hubiese hecho una magnífica labor, y al instante se acluquilla delante de la muchacha, ladeando el rostro un par de centímetros:

-¿Te has divertido? Yo sí, sin duda alguna... Pero si lo que querías era ropa, ey, hay para todos, ¿no crees? -No es la primera persona que se encuentra, y quizá por ello no se sorprenda tanto... Y quizá por ello también se levante y le vuelva a dar la espalda, recogiendo el sombrero que se le había caído y ajustándoselo en la cabeza, cogiendo los vaqueros y volviendóselos a probar...

Solo que, esta vez, de cara a ella:

-¿Cómo crees que me están? ¿Me hacen gordo?

{Para quien se atreva a soportarme (: }
Oh.Gente.Odiosa gente perturbándola de nuevo.Como odiaba cuando la voz de las personas penetraban en sus pensamientos con cierta brusquedad,a veces oía voces por todas partes,pero estaba completamente segura de que esta vez,las personas eran reales,y no producto de su desorbitada mente.Arrugó la nariz,acercándose más hacia la zona con gente,al parecer todos estaban extrañados por el cambio tan brusco del clima.Realmente era raro,pero bueno,que más le daba.Por una vez en su vida que tuviera que soportar ese horrible calor y sol,no importaba demasiado.

Cogió una piedra,una cualquiera,una que fuera bien grande y un tanto redondeada.Se acercó después,a una de las casas que había por allí,y con un fuerte impulso,y sin pensárselo dos veces,arrojó la piedra con todas su fuerzas hasta dar a una ventana,y romperla,para después,escuchar el seco sonido de la piedra dando contra el suelo.Pero...¿por qué coño había hecho eso? Porque le apetecía,además,quería terminar de asegurarse de algo,de que no hubieran bichos feos de esos.No se paró a mirar a las demás personas,le importaba una mierda lo que pudieran pensar,además,si la piedra,"accidentalmente" se hubiera desviado un poquito,y hubiera caído encima del enorme cabolo de alguien,le habría dado exactamente igual,uno menos.Uno menos de los que tendría que matar después.Una pena que no se hubiera desviado,"accidentalmente" el pedrusco.

Caminó,procurando pasar por zonas en las que hubiera plantas y hierba,para destruirlas con sus pasos bruscos y fuertes,firmes.Todo lo que conllevara a destruir ese paisaje tan asqueroso para ella,le gustaba,por eso no tenía inconveniente en destruir las plantas que rara vez se veían allí,como tampoco había tenido reparos en cargarse la ventana de una vieja casa como cualquier otra.

Sacó,rápidamente,de debajo de su falda,una pequeña bolsita,y de la bolsita,sacó una pastillita.Se llevó la pastillita a la boca.Se tragó la pastillita y se sintió más relajada.Seguramente luego viera burros verdes o marcianos...pero para ella,eso era normal.Ya era costumbre.Acto seguido,volvió a guardar la bolsita en su sitio,en el "bolsillito secreto de Yonkyland debajo de su falda".

Cogió otra piedra.Ésta vez más pequeña y menos "perfecta".Jugueteó con ella entre sus manos como si fuera una moneda cualquiera,después de un largo rato jugueteando sin sentido,la tiró,con los ojos cerrados,esperando a que le diera a alguien en la cabeza,a ser posible.Siempre tenía esa "suerte" de acertar.Parecía que la muy loca lo hacía a posta,pero no,supuestamente era cosa del azar,y no de su estupenda puntería.

-Cacas-musitó,al darse cuenta de que no había dado a nadie.Por primera vez,su puntería había fallado,y eso que no veía doble."Puta piedra",pensó,ofuscada por haber fallado su tiro al azar.Volvió a repetir el proceso,cogiendo otra piedrecita,y lanzándola sin más y sin reparo alguno,deseosa de dejar tuerto a alguien.

[Nath]

Mi compañera no tardó apenas en despertarse y dejar el lecho en un ataque mezcla de sorpresa e incredulidad, que pronto se transformó en escitación. Allan dormía plácidamente al lado y, a juzgar por los improverbios y las mascullaciones que había escuchado la noche anterior, entre el sueño interrumpido que había tenido la noche anterior, debía de haberse dormido no hacía demasiado tiempo, por lo cual supuse que tal vez prefiriese quedarse durmiendo alguna hora más.

- Creo que Allan no ha dormido mucho. Quizás debamos dejarle aquí descansando - sugerí al tiempo que me dirigía a la salida de la buhardilla, dispuesto a dejar caer la escalera de madera que nos permitiera salir de allí - ¿Vamos? - pregunté mientras comenzaba a bajar

Tras salir de los restos de la estancia donde encontramos las roídas mantas y dejar atrás la lámpara que seguía luciendo intermitentemente, salí a la calle, dejando que la luz del sol me diera de pleno por primera vez en muchos días. Me dirigí a la tienda de ropa que tenía enfrente, la cual ocupaba el piso bajo de uno de esos bloques de vivienda, que, misteriosamente habían perdido aquel color grisáceo y degradado. Fui directamente a la puerta que, como era obvio, se encontraba cerrada. Negando con la cabeza con una sonrisa implantada en mi boca, consciente de que mi lógica comenzaba a fallar, o quizás a acostumbrarse al modus operandi de aquel mundo, dirigí mi vista alrededor, buscando algo con lo que poder romper el cristal del escaparate y poder entrar dentro. En una primera ojeada no encontré nada que me pudiera servir, pero, en un amago de moverme para ampliar mi campo de visión, noté que los adoquines sobre las que me encontraba no estaban muy firmes en el suelo. Con una expresión de satisfacción en mis labios me agaché y arranqué uno de esos trozos de pavimento, no sin esfuerzo y, tras tener mi premio entre mis manos, lo lancé en contra de la superficie vidriada. El resultado fue un amasijo de trozos de cistal volando por los aires.

No parece estar demasiado pendiente de los comentarios de la muchacha, al menos, claro,hasta que le suelta el cachete en el culo. D un respingo y abre un poco más los ojos, como si le hubiese dolido cuando en realidad apenas lo ha notado, girándose hacia ella con suma rapidez y envarándose en esa particular postura semi ladeada, moviendo la cabeza primero a un lado y luego a otor, como si estuviese ebrio:

-¡Joovencita! ¿Quién te ha dado permiso para tocar mi precioso culo, eh? Porque creo recordar que yo no. -Le replcia, aunque por su tono de voz más que replicar parece seguirle el juego, y es que no puede evitarlo, le pasa con todo el que se encuentra, es su forma de ser y eso nadie lo puede cambiar,ni siquiera un mundo de pesadilla. Sí, en ocasiones puede ponerse serio, pero no lo ve necesario ante una muchacha que no sabe siquiera si llegará a la mayoría de edad...

Eso sí, lo tiene todo muy bien puesto. Ha pasado de buscar ropa a presenciar un stripteasse en directo. Da un par de palmaditas cuando este termina, sonriendo y mirando fijamente a la chica:

-Muy bien, muy bien, pero siento decirte que no tengo dinero para pagarte... Y no voy a hacerlo delante tuya, quita, quita. -Realiza un par de fingidos ademanes en lo que finalmente coge unos vaqueros y una camisa a cuadros rojos y negros, en conjunto con unas deportivas oscuras...

Y, sin más, se mete en el probador, saliendo a los cinco minutos con las nuevas prendas ya puestas y el mono en una mano. Alza la cabeza y respira:

-Ya no huelo a cerdo... Creo que voy a llorar, ¿tienes un pañuelo?

-¿¡CÓMO QUE VIEJO?! -Y sí, lo chilla, dando un par de pasos hacia ella y apuntándola con el dedo en el pecho, dándole un par de golpecitos de forma acusadora... Viejo, le ha llamado, si apenas tiene 30... Lo que no es culpa de él es que la muchacha no sea demasiado mayorcita, aunque ha de reconocer que tiene un peculiar sentido del humor.- Para tu información, jovencita, tengo solo 28 años, y muy bien llevados cabe destacar... Y mi nombre es Aiden. -Se presenta finalmente, porque aunque no lo reconozca llevaba ya varios días sin ver a nadie y, aunque en ocasiones sea insoportable, charlar evitaba que se volivera loco, aunque fuese la charla más estúpida y sin sentido de la historia.

Se separa de ella con rapidez y comienza a andar de un lado a otor, aparentemente nervioso e histérico:

-Abuelo, dice, si es que esta gente ya no sabe distinguir, no, si al final tendría razón mi abuela y todo, maldita sea la madre que la parió y... -Sigue maldiciendo muy por lo bajo para, de repente, encontrarse con la muchacha abrazándole... Definitivamente, está loca. Sin más. Y aún así le sigue el juego y le devuelve el abrazo, oye, que hacía mucho tiempo que no le daban uno. Tira la camiseta que le ha dado al suelo y se agacha a la entrad,a recogiendo su tabla de madera con los clavos sobresaliendo a forma de arma...

A decir verdad él también tiene hambre, y quizá por ello mismo se planta delante de la entrada y de ella:

-¡Nos vamos de expedición! Seremos el equipo Nintendo por hoy... Quién sabe, quizá encontremos a un nuevo miembro. -La frase parece estúpida, pero tiene más sentido del que parece... Porque no le extrañaría verse a alguien más por aquí, como a la pelirroja a la que sobó la primera vez y de la cual se separó porque no le entendía (es decir, porque le hinchó las narices hasta el extremo).

Sin más, echaa caminar al exterior, andando por la acera siempre parcialmente alerta pese a que sus pasos parezcan desenfadados y teatrales:

-¡Oh! -Y, sin pensarlo, se dirige a una tienda de ultramarinos, de esas que venden un poco de todo... Cerrada.- ¿Oiiigaaaa? ¿Oiiiga? ¡Vengo a robaaar, ábranmee!

¿Lo tomas por idiota o algo similar? No, seguro que no, prefiere pensar que forma parte del carácter de la muchacha, de nombre Emie como se acaba de enterar... Y aún así lo sigue llamando viejarruco y demás términos insultantes para la edad que tiene. Se vuelve a envarar en la misma postura de antes, dando un par de pasos hacia atrás al ver como coge la silla y sabiendo lo que va a hacer...

"CRASH" El cristal de la puerta termina hecho pedazos no, lo siguiente, y ella se cuela dentro como si nada... Seguido de él mismo, no es tan idiota como para no aprovechar la oportunidad, total, prefiere ser arrestado a devorado por esas cosas feas y paliduchas. La mira fijamente, o mejor dicho, su espalda, alzando ambas cejas ante su última pregunta:

-Estamos en una tienda de ultramarinos, Emie, ¡aquí hay comida! -Exclama en ese típico tono de "eres idiota y no te das cuenta, y como niña pequeña que eres tengo que explicártelo", aprovechando ese lazo para soltar su ataque y defenderse, que ya le toca, aunque no lo hace mirándola, únicamente va mirando por las diferentes estanterías, cogiendo un par de latas de conserva, una de albóndigas y otra de algo que parece lasaña.- ¿Qué cuantos tienes tú, 13? Ni siquiera te han crecido las tetas, hay que ver como está el mundo... Así que no me sermonees, jovencita, el adulto responsable aquí soy yo. -Sí, muy responsable... De hecho no tiene intención alguna de hacerse cargo de ella, como demuestra cuando se sienta en el suelo y abre la primera lata, la de albóndigas,, comiéndosela con los dedos y con ganas.

[Para Aiden y Emie]

Definitivamente aquello era extraño de narices... ¿Por qué de repente brillaba el sol y la ciudad estaba como nueva salvo por el hecho de que seguía sin haber nada con nombre? De locos, aquello era de locos y, sin embargo, tras haber tenido que huir de bichos hambrientos para salvar su vida, ella ya se creía cualquier cosa. Así que si de repente la ciudad quería mostrarse normal y con tiendas donde poder abastecerse, oyes, no iba a ser ella quien se quejase...

Sus pasos resuenan sobre la calle, en lo que busca algún sitio que sea útil... Una tienda de ropa no, la ropa se la roba a los cadáveres o va desnuda, pero no va a perder su tiempo con algo así estando necesitada de cosas más útiles que igual no puede encontrar si de repente todo vuelve a ser gris y viejo. Lo ideal sería una farmacia o una cuchillería, oyes, pero nada de eso aparece ante sus ojos...

Sin embargo, algo llama su atención, y es que ve a dos figuras intentando entrar en una tienda de Ultramarinos, y esta última sí que puede ser útil. Además de eso, a una la reconoce y, en parte, lamenta haberla perdido de vista después de lo mucho que le costó huír sola de aquel pseudozombie hambriento... Aunque por otra parte es que él era insoportable, joder.

Con la tabla de clavos en alto, por si la atacan por confusión, se acerca a ellos y carraspea:
-¿Buscas una videoconsola, Supermario? -Observa lo que hace la chica y sonríe, asintiendo- Hola, soy Faith... Y me gusta tu estilo... -Le comenta, a modo de presentación, colándose tras ellos así sin pedir permiso ni nada.

[Para todos]


Un maravilloso día de sol, un día de primavera parecía ser, todos estaban desconcertado con aquel nuevo amanecer distinto a los últimos días. Sin embargo, había quienes aquello les parecía el mejor día de todos, el día para disfrutar y hacer lo que quieran en aquella ciudad fantasma, el único día donde aquellas calles eran para ellos solos; esas personas eran los nativos.

Los nativos, quienes llevan toda su vida viviendo en aquel lugar y los únicos que saben cómo desenvolverse en aquel mundo lleno de hostilidad y de egoísmo, el único mundo que conocen. Se sabe que no son muy sociables con los recién llegados dado el hecho de que esos humanos morirán en cuestión de segundos o en días y aquellos que han podido sobrevivir morirán; si no hoy será mañana. Poca probabilidad tienen de subsistir, y son afortunados los pocos que lo consiguen, por eso no ayudan a los recién llegados porque saben que los retrasarían y aquello supondría la muerte.

De repente, por toda la ciudad se escucha un gran ruido: voces, gritos, pero aquellos sonidos no eran los de un Fheral sino los de ese grupo de personas. Corrían a gran velocidad y se podía ver aquella piel paliducha a causa de no coger mucho el sol, aunque había excepciones. Algunos hasta salían semidesnudos para tomar los escasos rayos de sol.

Gritos, cristales de las tiendas que se escuchaban romperse a causa de las piedrasque ellos mismos lanzaban para romperlos porque sabían que al día siguiente volverían a estar igual que antes. Entraban a la tienda con grandes bolsas a coger todo lo que había como si nada, con una gran sonrisa en su rostro; hasta les quitaban las cosas a los recién llegados.

Todo lugar, las tiendas, tanto de comida como de cualquier otra cosa, estaban siendo saqueadas por ellos, llevándose todo lo que encontraban a su paso antes de que aquel preciado día se esfumase en la nada. Muchos miraban a los recién llegado y otros, los muy cabrones, se reían en su cara. Hasta uno llego a gritar.

-¡Vais a morir, no importa cuando coman!

Había gritado eso porque veía a muchos llenando sus estómagos sin preocuparse, como si aquel día fuera a durar eternamente. Ellos nos sabían que aquel día se acabaría muy pronto y los nativos se daban toda la prisa que podían por recoger todo.


OFF: Todos ven a estos grupos de personas por lo menos deberían ver algunos.

[Nadinne]

Grandioso día para todos nosotros especialmente para nosotros los nativos. No era un día como los demás y eso se podía ver en cuanto pisábamos la calle, por ese mismo motivo nos comportábamos como los reyes de las calles, en ese día éramos nosotros quienes mandábamos puesto que nos divertía ver a los nuevos con una cara de espanto con las locuras que hacíamos, del mismo modo que nos reíamos de su pura suerte que no tardará en romperse. ¡Cómo me gustaría presenciar ese momento!

Sin embargo mi forma de divertirme no era esa, bueno la de todos los días porque este día era único por lo que me sumaba a los muchachos que andaban sin camisetas. No había peligro por el momento así que llevaba en unos de mis hombros colgada mi camiseta.

Comida, ropa, objetos útiles que me ayudaría a mantenerme con vida, todo eso era lo que cogía. La gran velocidad que teníamos, la gran destreza era superior a los recién llegados y si no fueran tontos se darían cuenta de ese gran detalle además de que no éramos unos idiotas, pero pronto se darían cuenta de ello, es más de nuestra existencia de que éramos sumamente diferentes a ellos.

Al equiparme con todo salí de una tienda lo más rápido posible, esquivando a mis otros compañeros y saltando encima de unos coches viejos y oxidados pero al bajar de aquel coche y saltar me lleve a una chica por delante, sin embargo no me caí porque pude equilibrarme y al girarme pude darme cuenta que aquella recien llegada ya la conocia, bueno le había salvado la vida. ¿Por qué? Pues para salvarme la mía.

-¡Tú!... Aun sigues viva. –La mire arrugando la frente con una media sonrisa ladeada. Para mi que después de aquel encuentro muerta estaría pero no era así.-

[James]

No podía evitar sonreír mientras caminaba por aquellas luminosas calles, llenas de gente como yo, feliz y agradecida de un cambio como este. ¿A qué se debía? No lo sé. Pero ya que estaba disfrutaba del momento, y me limitaba a pensar que todo lo anterior había sido una simple pesadilla.
Que no estaba en Australia, eso ya lo había comprobado, pero bueno...

Fui recolectando todo lo que podía, y comiendo todo lo que se me presentaba por delante. Caminaba de una tienda a otra sin descanso. Además, ahora había podido deshacerme de mis tacones, y podía calzar unas cómodas bambas. Aquellos zapatos ya estaban desgastados por todos lados. Una pena; estaban entre mis favoritos.

Pasé por al lado de unos coches, cruzando la calle. No recordaba haber visto nunca coches por aquí, bueno, no es que no lo recordara, es que no lo había visto. Era todo tan extraño, pero parecían todos tan contentos...
De prontó sentí como alguien chocaba fuertemente contra mía, casi tirándome al suelo. Por suerte pude aferrarme a uno de esos coches, y al levantar la vista vi al chico que anteriormente me salvó la vida. - ¿No sabes saludar normal o qué? -Dije con cierto tono bromista, mientras me incorporaba.

Me reí un poco ante su afiración y sonreí asintiendo con la cabeza. - Sí, vivita y coleante, ya lo ves. También tú lo estás. -Dije mirándole.