Acorralada? No lo creo [Libre]

¿Que dia? No sabia ¿Que hora? Tampoco ¿Que año? Mucho menos.

El cielo se mostraba gris y triste, mientras que una leve llovizna empapaba todo lo que habia en la plaza. Su situacion actual era algo ambigua, si bien queria irse de la "ciudad fantasma" al mismo tiempo le gustaba sentir el corazon latiendo a mil por hora. La adrenalina pura que corria por sus venas la hacia sentirse mas viva, era como trabajar en el mundo normal, solo que aqui habia zombies, y del otro lado habia ladrones, mafiosos y otro tipo de personas que contrataban sus servicios de caza recompensas.

Su vestido blanco, el mismo con el cual habia llegado, se pegó a su cuerpo debido a la humedad, remarcando su figura femenina. Ella, caminaba atenta a todo lo que pasaba a su alrededor, buscaba el portal, y en su mente la ultima frase de la carta hacia eco. Un acertijo. Le gustaban las cosas dificiles de resolver, pero solo cuando se jugaba con la vida de alguien mas, y no la suya. Un ruido la alertó, detras de ella y no muy lejos se aproximaba un horrible fheral. La habia visto y queria alimentarse de ella. Mierda.

Su primer instinto fue correr, no tenia armas, solo un poco de vidrio cortado que dudaba sirviese para algo en estos momentos. Corrió todo lo que sus piernas le daban, el corazon en la boca y los oidos tapados por un molesto pitido, solo le provocaban ganas de correr mas fuerte. Entró al fin, en una casa que parecia abandonada. Cerró la puerta con fuerza y esperó que el maldito monstruo se fuese. Para su sorpresa no trató de entrar a la casa, pero tampoco parecia irse.. Maldita sea.. Murmuró y miró el lugar donde se hallaba. Tal vez podia escaparse por detras.

Era un día oscuro. El cielo era de un tono grisaceo, como siempre. Una suave llovizna hacía que se escucharan los suaves chasquidos que se producían cuando cada una de las miles de gotas que caían procendentes del cielo, chocaban contra el suelo.
Aquellos suaves chasquidos se interrumpieron cuando empezé a escuchar unas pisadas sobre el suelo. Eran unas pisadas continuas y rapidas. Quien fuera el que estaba por allí, estaba corriendo. Quizás estaba huyendo.
A parte de aquellas pisadas, también entraban por mis oídos unos sonidos similares a las pisadas, pero eran más secas y más lentas. Puede que fuera un Fheral. Si era así, más me valía que no me viera, o tendría que correr.
Me escondí cerca de un edificio derruido, el cual parecía que se iba a derrumbar pronto. Me acurruqué, y tapé mi rostro con la capucha de mi chaqueta esperando que si alguien iba por allí no se diera cuenta de mi presencia.
Observé la plaza con interes, un interes que se hixo más profundo cuando vi una figura femenina correr a bastante velocidad. Intenté no sobresaltarme, si alquien venía tras ella, no quería que me viera.
Tras la chica, venía un Fheral. Era la primera vez que veía uno. Era más horrible de lo que me imaginaba. Tenía la piel desgarrada y completamente blanca, algo que me producía repelús. No hacía más que emitir unos sonidos un tanto extraños, los cuales, me producían dolor de cabeza.
Supuse que esas criaturas similares a los zombis llamadas Fherals, no tenían una vista muy privilegiada, pues no se percató de mi presencia ni pasando por mi lado.

Delicada y lentamente, me levanté del suelo para observar al Fheral cuando se alejaba de mi poco a poco. Asomé mi cabeza y admiré como el Fheral perseguía a la chica que anteriormente había visto pasar corriendo.
La chica se había escondido en un edificio y el Fheral se había quedado ahí, esperando a que su presa saliera del edificio.
Yo me acerqué lentamente, para que el Fheral esta vez tampoco se percatara de mi presencia, lo cual conseguí, porque me encontraba a escasos metros de él y aún no se había dado cuenta de que estaba muy cerca suyo. Al menos eso creía yo, hasta que el monstruo se avalanzó sobre mi, tirandome al suelo bajo su húmedo y sucio cuerpo.
Con una patada en el estómago, conseguí que el Fheral se apartara un poco de mi, le asesté un par de puñetazos en el pecho y otro par en la cara, procurando que no me mordiera.
Después, hize una cosa parecida a poner la zancadilla, y el Fheral cayó al suelo quedando inmóvil.
Entonces, me acerqué a la puerta que anteriormente había utilizado la chica para entrar en el edificio, e intenté abrirla. No podía abrirla, por lo que rezé porque la chica me abriera antes de que el Fheral se puedira mover.
- Por favor, abre. El Fheral me está atacando y si no me abres puede que muera aquí mismo. -Le grité con un tono de voz desesperado.

No hizo a tiempo de observar la casa, ya que unos ruidos en la puerta la alertaron. Había alguien detrás de esta, que pedía ayuda. No supo que hacer, ¿dejar entrar al extraño o no? miró por la ventana para ver la escena, y en efecto, el fheral se estaba levantando y en menos de un minuto, estaría cerca del hombre y lo mataría. Una parte de ella estaba dispuesta a dejarlo allí, pero otra parte mas humana quería dejarlo entrar. Se debatió consigo mismas por unos segundos y al final tomó una decisión.

Abrió la puerta. Dejando entrar al hombre, pero cerrándola a tiempo para que el monstruo no entrase. Su cara estaba seria. No podía confiar en el extraño, por lo que se alejó unos pasos de el. Bien podía ser un nativo, y la historia seria totalmente diferente, los nativos eran más violentos e impredecibles.

Mantuvo todo el tiempo una posición de alerta, esperando cualquier tipo de ataque. Al final, la curiosidad le ganó y preguntó con algo de brusquedad:-Quien eres? .. – Amelie podía parecer inocente, pero la realidad era totalmente diferente, por sus manos había corrido muchísima sangre, y probablemente hoy no fuese la excepción. En la casa se respiraba un clima de tensión, el aire se podia cortar con un cuchillo. Ella seguía con la respiración agitada, pero trataba de mostrarse serena.

Se escucharon unos sonidos dentro de el edificio. Unos pasos, quizás la chica que se había escondido dentro anteriormente se había largado aterrorizada.
La puerta se abrió, dejandome así un hueco por el que entrar y unos segundos para hacerlo.
Cuando entré la chica cerró la puerta rápidamente para que el Fheral no entrara. Si uno de esos nos pillaba era nuestro fin. Aunque yo me había podido defender de uno.
Un poco agotado, caí al suelo sin poder aguantar más. No quería moverme ni si quiera hablar, aunque no tuve que hacer.
- Un hombre que ha llegado a este mundo de la misma forma que tú y que además ha sido atacado por un Fheral. -Le dije casi sin aliento.
No me quería mover; si lo hacía solo conseguiría empeorarlo todo aún más. Estaba casi sin fuerzas y a la vez sobresaltado por haber tenido contacto directo con el monstruo.

Entonces realizé un suave giro de cabeza para admirar a la muchacha que me había abierto la puerta.
Era una mujer más o menos alta, de cabello rubio y unos precisos ojos color verde esmeralda.
El vestido que esta llevaba, estaba empapado por la lluvia, algo que provocaba que se pegara a su delicado y perfecto cuerpo femenino remarcándolo. Tanto, que se podía apreciar casi cualquier detalle.