Continuo parpadeo (Alex)

Una sombra sigilosa salió de uno de los callejones que desembocaban en la plaza, y si no era como una sombra, al menos como un bulto sospechoso. Había aprendido que las noches de aquella ciudad eran jodidamente peligrosas no, lo siguiente. Motivo por el cual llevaba con tanto amor y cariño ese hacha tan maravillosa de cuchilla roja, mango de madera y con algunas gotas de sangre seca negra. ¿Que me llevaba a la plaza iluminada un dia por la noche y en modo ninja? Una de dos, o que estaba perdiendo la cabeza y me hacía ilusión hacer el ganso por ahí o que iba a probar algo que tal vez cambiara mi vida para mejor en aquel lugar mientras buscaba el dichoso portal.

No presté atención a la cosa que dormía en un banco de la plaza, yo estaba en el otro extremo y por tanto no reconocí quien era. Que mas daba si seguramente en breve se iba a despertar en breve ante el escandalo que iba a montar irremediablemente. ¿Que es lo que iba a hacer? Ni yo mismo lo sabía. Lo que si sabía es que por algún motivo en aquel lugar de la ciudad había corriente eléctrica intermitente. ¿El motivo? En una ciudad donde los zombis estaban a la orden del dia, sabe Dios el motivo, lo que me interesaba era la corriente eléctrica.

Cogí mi hacha con la mano derecha y dirigí contra la farola más cercana. Que nooooo, que no estaba loco, sabía que una farola no era un árbol y desde luego no me iba a liar a hachazos contra la pobre farola que no me había hecho nada. En vez de eso, fijé mi atención en una placa cuadrada que tenían todas las farolas, que al quitarla dejaría al descubierto los controles y cables de la misma o eso suponía yo. Ese era mi objetivo, asi que le di un par de hachazos al canto de la placa que se situaba en la parte baja de la farola y que sobresalía un poco, tal vez esperando que fuera tan facil como eso.

El sonido fue demasiado alto para mi gusto, pero quien algo quiere algo le cuesta. Cogí el hacha con las dos manos y me puse a darle hachazos como si nada. No tardé demasiado y separe un par de centímetros la placa pero al parecer estaba atascada. Metí el filo del hacha por la rendija que había aparecido al separar algo la puñetera placa y me puse a hacer palanca. Empuje, empuje y empuje pero nada, la cabrona estaba bien atascada. Di un resoplido y saqué de la mochila de la espalda una botella de agua. Un par de minutos para descansar no me vendrían mal porque ya estaba sudando a chorros.

La figura vino hacia mí como era evidente y seguramente para darme un par de gritos por el escándalo, que se jodiera... aquella era la ciudad sin leyes y el que la tuviera mas larga, el arma me refiero, era el que mandaba y yo desde luego que la tenía muyyyyy larga, mi hacha malpensados. Pero el ruido del metal del hacha al golpear el metal de la farola había cesado, ahora tocaba dejarse el pellejo haciendo palanca para desatascar la puta plaquita de los santos... ¡relájate! que apenas llevaba cinco minutos y ya estaba estresado perdido. Posiblemente esa falta de constancia fuera porque nunca había dado un palo al agua, claro que no estaba seguro del todo.

Era una figura "claramente" femenina que venía a mi, daba la casualidad de que las luces estaban en ese momento apagadas impidiendo reconocerla. Había que reconocer que la chica los tenía bien puestos pues no titubeó al acercarse a un tio con un hacha en la mano. Un chisporroteo y la farola se encendió revelándome la identidad de la muchacha. Joder, ¡si a esa la conozco yo! Emie, nombre que no tardó en venirme a la cabeza, pues como olvidar la única compañera de juerga que había tenido en el desolado mundo. Si, también recuerdo que la dejé tirada por un capricho y resaca. Pero por lo que hizo a continuación ella lo había olvidado o no se lo había tomado a mal.

Me abrazó, algo que me pilló por sorpresa, o sea, yo era el tio del hacha y el que la había abandonado en una torre, aunque ya porque puede haberlo hecho... para hacerme sentirme mal, pero no lo va a conseguir pues no soy un tio que se arrepienta de lo que hace. Por algún motivo en aquel momento me apeteció y no se hable más de asunto. En resumen, que estaba siendo abrazado por mi antigua compañera de juergas con un hacha en la mano. Entonces me sorprendí a mi mismo haciendo algo de lo que todavía hoy no me explico como me salió de dentro, simplemente solté el hacha que calló al suelo con un sonido metálico y le abracé tambien.

No la abracé como se abraza a tu alma gemela despues de décadas sin verla, sino que más bien fue algo instintivo, un gesto. Simplemente rodearla con los brazos joder, que al fin y al cabo solo la había visto una vez. Me deshicé del abrazo rapidamente y le dije a Emie:

- Vaya, ¿que te hizo pensar que estaba muerto? Estoy perfectamente, en proceso de hacerme un chalecito por esta zona.- hablaba como si fuésemos amigos de toda la vida que llevan un par de semanas sin verse, en un tono relajado.

Cogí mi hacha y la coloqué otra vez a modo de palanca. Esta vez tenía una ayuda extra y me iba a servir de Emie que aunque tuviera poca fuerza algo haría. La agarré de la cintura y la coloqué en su posición para hacer fuerza.

- Ahora empuja en el mismo sentido que yo. A la de tres. Una...Dos...¡Tres!...gmmpff

Me puse a empujar como un loco y Emie debió hacer lo mismo porque la tapa saltó y calló al suelo, y milagrosamente, el hacha que tambien se nos cayó, toco el suelo con el filo afilado a escasos centímetros del pie de Emie... uffff, por poco dejo a la chica coja. Pero lo que era más importante, una maraña de cables y algún que otro interruptor había quedado al descubierto en el interior del tubo que constituía la farola. Primer paso, conseguido.

- Estaba todo calculado- dije en referencia al hacha y el pie de Emie.- Buenooo, buenooo, ¿una katana? ¿Te has hecho ninja?- añadí fijándome en la fina funda que llevaba colgada del costado.

- Y con las borracheras que pillas...ç

No, joder, si todavía era yo el borracho. Quizás debería recordarle quien era la que se puso tan ciega que al día siguiente se creía que se había acostado conmigo. Traté de inducirle este pensamiento en su mente telepáticamente, era imposible, lo sé, pero me hacía ilusión. Y no, coño, no estaba perdiendo la cabeza, estaba totalmente cuerdo, solo que cuando pasas tantos días solo, pues empiezas a pensar de una manera diferente. No es malo, es... necesario por asi decirlo, si no si que acabarías loco sin remedio.

Pero dejemos de divagar, tenía mucho trabajo esa noche por delante. Mientras la borrachuza Emie contestaba a mis preguntas, abrí mi mochila y me puse a rebuscar entre las diversas y escasas pertenencias que guardaba. Ahi estaba, un magnífico rollo de cinta aislante. La cogí mientras le mostraba a Emie una sonrisa cortés ante sus palabras, la verdad es que estaba un poco ausente de la conversación, más centrado en lo que tenía que hacer que otras cosas. Por suerte para mí, poseía un máster en disimular la falta de atención por lo que la chica difícilmente se daría cuenta.

- Por suerte para los dos, coincideremos en que me sobra encanto y por lo tanto el traje de bombero es totalmente prescindible.- dije sin sonreir para darle más veracidad a la frase.

Mientras tanto iba cortando tiras de cinta aislante con una anchura similar a la de una tirita. Mire a Emie, fué en ese momento cuando me di cuenta de la herida que tenía cerca del ojo, y no me sorprendió comprobar que no era el único que las había pasado canutas, aunque en mi, la única marca visible en esos momentos era una fina herida en el labio que ya estaba practicamente cicatrizada.

- Dame tus manos... por favor.- añadí en el último momento para que no pareciera tanto una orden. Noté como me miró recelosa y dije riéndome.- Vamos, no creeras que te voy a cortar las manos, ¿no? El hacha está en el suelo y joder, tu vas más armada que Rambo.

Sin esperar a nada cogí sus manos y le fuí colocando en cada dedo una tira de cinta aislante con cuidado pues no merecía la pena correr riesgos por ganar veinte segundos. Acto seguido, le solté las manos y me empecé a colocar las "tiritas" caseras. Mientras tanto le dije:

- Nos protegerá de posibles chispazos cuando enredemos por esos cables.- A ella la estaba metiendo el pack, le gustara o no. Proseguí con una media sonrisa- ¿Como te van las cosas desde que nos vimos?

Me toqué la herida del labio recordando la puñetera escenita que protagonicé, más propia de una película de serie B que de un tío con estilo y clase como yo. En fin, ¿Hacía falta contestar a su pregunta? No era necesario pero si quería que siguiera haciéndome compañía... no, no quería que me hiciera compañía, quería tenerla ahí por si necesitaba otras dos manos en los cables. No, precisamente me jacto de no necesitar a nadie a mi lado, mi sombra y yo nos valemos de sobra para sobrevivir en aquel tugurio infestado de ratas. Cojonudo, yo a punto de hacerme un peinado con los cables y mientras tanto pensando en mi sombra, aunque mi sombra se lo merece...

- El corte del labio fue por un incidente con alcohol y rubias psicópatas de por medio. Una de las noches más raras de mi vida, pero bueno sigo vivo para contarlo.- No le pregunté por su herida, ¿qué mas daba? No habría sido nada grave y si lo hubiera sido... no era de mi incumbencia.

Suspire para dejar a mis neuronas reconsiderar su corriente de pensamiento mientras echaba un vistazo a una maraña de cables. No tenía ni puta idea de para que era cada uno, pero... me agarraba a la idea de que... tampoco, no tenía ninguna idea salvadora, ni consoladora. Asi que podía definir lo que iba a hacer como una soberana tontería, pero oye, si las cosas iban bien... joder, el futuro que me esperaba alli era un jacuzzi con cuatro tias, dos morenas, una rubia y una pelirroja, ¿quién no querría ese futuro? Seguro que hasta Emie lo querría. Y allí estaba yo, con un cable azul y otro rojo... siguiente paso, averiguar cual era el que llevaba la electricidad a la bombillita de arriba.

- ¿Cual cortamos primero el rojo o el azul?- tal vez fui yo, pero juraría que me miró con los ojos desorbitados- Es una farola, no una bomba... aunque nunca me imaginé que una farola de mierda tuviera tantos cables...- dije pensativo para añadir tranquilamente.- Puede que sea una farola-bomba, esperemos que no sea el caso.- Nada, no le convencía mis argumentos que se caían por su aplastante lógica, una farola es una farola, En fin, tendría que explicarle lo que intentaba comprobar y con un poco de suerte se apuntaría a mi jacuzzi.- Emie, solo vamos a probar que se puede hacer una derivación de la corriente de las farolas a otras cosas, imagina lo que signifciaría, ¡Tendríamos luz! Intermitente pero luz... podríamos montar un jacu...- apostaba a que no era el momento para decir jacuzzi.- tener un termo con agua caliente, una estufa... Asi que saca la katana y pégale el tajo al cable que mas rabia te de.

Con mi mano derecha sujetaba el cable rojo, con la izquierda el azul. Jojo, me sentía como el negro de Matrix, con las dos pastillas azul o roja, lástima que yo todavía no supiera correr por las parede, y recalco el todavía. "Dios, tu verás como me de el chispazo... No, piensa en la rubia, la morena y la pelirroja y piensa en... piensa..." No me preguntes como pero acabé tarareando en voz baja la canción de los elefantes y su tela de araña.

No hubo bomba que esplotara ni chispazo que me mandara para el otro barrío, aunque aquello tampoco era un cable de alta tensión pero si era como en el Mundo Real... 220 Voltios tenían que picar lo suyo. En fín que cable rojo cortado y la bombilla que en ese momento debería estar encendida se había apagado, Emie había elegido bien. Miré a la chica de la katana... yo podía entender que mi estampa con un hacha en la mano pudiera dar terror, pero es que ver a esa muchacha con una katana era para cagarse de miedo, o sea me la imaginaba en plan Kill Bill cortando cabezas por ahí como un pollo sin cabeza y me temblaban las piernas.

Tal vez, ¿Qué tal vez? Segurisimo que había corrido un riesgo tremendo por poner mis brazos en sus manos. Lo peor de todo es que la tía ni había pestañeado cuando había cortado el cable. Para la próxima mejor que ella sólo se dedicara a mirar, una vez puedes tener suerte, dos veces mucha suerte y a la tercera va la vencida. Es decir que según las leyes universales de la física, esa katana me cortaría las manos al tercer cable que le mandara cortar.

- Oye, no tendrás una linterna o alguna otra cosa que vaya por electricidad, ¿verdad?- dije mientras probaba a juntar los dos extremos del cable rojo y ver que al unirlos, la farola se encendía.

Guay todo parecía ir en según lo que me esperaba. Seguramente acabaría antes de lo previsto y todo, lástima que no tuviera alcohol a mano para emborrachar a Emie otra vez, fue divertido... espera, ¿emborrachar a una tia con una katana y que además sabía usarla? Quizás no sea buena idea, entonces buscaría algún sitio donde pasar lo que quedaba de noche al amparo de los fherals. Solté los cables a la espera de que Emie contestara.

- Por cierto, ¿Sueles dormir al descubierto normalmente? En ese banco, eras como un caramelo a la puerta de un colegio aunque eso... impone- dije en referencia a la espada china que tenía.

Si al final de todo iba a ser una cría de diez años con los gestitos pero aun así me hizo sonreir. "No, coño, que no te vea sonreir que si no seguirá haciendo el mono cada vez que te vea" me obligué. Razón por la cual borré mi sonrisita de la cara y puse una cara de poker que ni la propia Lady Gaga. Cara de poker que no pude mantener cuando Emie me enfocó de pleno con una pequeña pero pontente linterna. Joder, si que estaba hiperactiva la niña, ufff, le iba a dar un platano a ver si se subía a los arboles y se tranquilizaba porque... me estaba poniendo nervioso a pesar de que ahora me había planteado ir en modo zen por la vida y no saltar a la mínima de cambio.

- A ver las preguntas de una en una- dije ante el bombardeo por parte de Emie, y añadí con una sonrisa.- que pareces una reportera desesperada por una exclusiva.- empecé a responder sus preguntas en el orden que me daba la gana.- Prueba a poner un caramelo en la puerta de un colegio, piensa a ver en cuanto duraría... ¡SI! Eso es, no duraría nada antes de que un niño se lo comiera.- utilicé un tono condescendiente, vacilandola un poco pues no me pude resistir.- Pues eso es, tu eres el caramelo, los fherals seran nuestros particulares niños y esta plaza sería la puerta del colegio. Me extraña que hayas sobrevivido tanto si vas durmiendo en mitad de las calles.

Mientras tanto cogí la linterna y saqué las pilas dejándolas caer al suelo sin ningún cuidado. Puse uno de los extremos del cable en el donde iba el polo positivo de la linterna y el otro extremo en el negativo y ocurrió el milagro. La linterna se encendió al mismo tiempo que la farola al cerrar el circuito, rápidamente separe uno de los cables de la linterna para que la bombilla no estallara por el exceso de potencia. Era lo que quería comprobar, ahora mismo, esos dos extremos del cable eran como un particular enchufe, solo quedaba algo que enchufar. Cogí las pilas y se las di junto con la linterna a Emie para seguir sometíendome al interrogatorio de tercer grado.

- No tengo un sitio fijo donde dormir, pero intento buscar pisos que conserven paredes y techo, son más seguros que dormir en la calle. Pero se ve que tienes una flor en el culo, asi que tal vez no te pase nada si sigues durmiendo en la calle, tu sabras.- Hice una pausa y saqué una botella de agua, le ofrecí un trago mientras me quitaba la cinta aislante de los dedos.- Ya te puedes quitar eso de las manos, hemos terminado. ¿Que era lo siguiente que querías saber? Ah, si, no tengo ninguna carrera tecnólogica, si la tuviera no hubiera hecho falta este show. Son cosas básicas del estilo de que por un cable circula corriente electrica y poco más, solo estaba probando a ver si se podría usar la electricidad de este lugar. En fin, te he contado mi vida y milagros y yo de ti no se nada, aparte de que te gusta el tequila

Sonreí y le pegué un buen trago a la botella de agua.

Tu verás que todavía me he metido en un berenjenal yo solito, ¿me pedía que la llevara conmigo? Aquella chica había perdido la cabeza definitivamente. No se si es que me había visto cara de... de... yo que sé, no podía ni quería meterme en la cabeza de aquella chica. El caso es que tampoco yo era un ser insensible capaz que dejar a una damisela en apuros a merced de los bichos, bah seamos realistas, ella no era una damisela en apuros con aquel arma y yo no iba haciendo obras de caridad por aquel mundo porque si. Pero el caso es que Emie estaba buena, y claro, ese era un dato que lo cambiaba todo.

- Venga vamos a buscar algún sitio que no se nos vaya a derrumbar encima. Si aparecen fherals y no corres lo suficiente te quedas atras, tu sabrás lo que haces.- En aquel lugar no predominaba la ley del más fuerte, sino la del más rápido.

Y dicho esto, volví a guardar la botella, me colgué la mochila del hombro y empecé a caminar hacia una de las calles que salían de la plaza sin comprobar si Emie me seguía, sabía que lo haría... parecía claro que ella sentía algún tipo de atracción por mi, si no no me hubiera pedido venir conmigo. Una vocecita en mi cabeza me dijo algo asi como que tal vez solo quería más seguridad, vocecitá que mandé callar rápidamente, me gustaba más la idea de que se sentía atraída por mi.

Mis desvaríos mentales no me impidieron ver como Emie había esquivado una y otra vez mis preguntas personales con evasivas, que me hicieron pensar en un oscuro secreto inconfesable... Nah, posiblemente fuera porque su vida había sido insulsa y aburrida hasta que me conoció. Cualquiera que fuera el caso, opté por no preguntar más por su anterior vida. En cambio desvié el tema a la curiosidad por ver como se las apañaba aquella muchacha con una katana por ahí, sería un espectaculo digno de ver, seguro que habría estado a punto de cortarse una oreja más de una vez.

- Oye, ¿y ese arma que llevas? ¿Seguro que lo sabes manejar? Perdona, pero no te veo en plan Kill Bill cortando cabezas.

Ese era el momento para tragar saliva, cuando te enteras de que la chica alocada, que digo alocada, la chica totalmente loca con la que caminas al lado es un polvorín con patas. ¿Qué edad debería de tener? No aparentaba mas de unos 20 años y ya andaba con katana y pistola en mano... aunque lo cierto era que se había adaptado como yo mismo y como muchos otros habían sido incapaces. Sin embargo me costaba imaginarmela repartiendo mandobles y balazos al tiempo que soltaba esas tonterías que la estaban empezando ha caracterizar. No habían ni pasado dos minutos y ya me estaba empezando a arrepentir de habermela llevado.

Es que, joder, ¿el tío del resplandor? ¿Tan difícil era caminar en silencio? No por llevar armas éramos inmunes a un puñado de fherals y Emie parecía no haberlo aprendido. Sin embargo a ver quien se atrevía a ser cortante con el polvorín caminante, si era ella quien perdía la cabeza de cabreo yo estaba... jodido es decir poco y riéte tu de un psicópata con un hacha nada más. Asi que no me quedaba más remedio que seguirle la corriente si no quería cabrearla y creéme ¿quien querría enfadar a una chica con tantas "armas" como aquella? Y si, armas en todos los sentidos, Emie podría ser demasiado bocazas pero era guapa y a nadie le amarga un dulce. Le dije mostrando una de esas sonrisas falsas que tan bien me salían:

- Yo no perderé la cabeza mientras no me emborraches como la última vez que te vi o me digas que la pierda. Por cierto ¿sabes el camino?- no me había pasado desapercibido el hecho de que Emie caminaba por esa ancha calle un par de pasos por delante mío, abriendo la marcha en medio de la oscuridad, a lo mejor se creería que por caminar dos pasos delante de mi era invisible para los fherals.- Me parece que da igual que vayas por delante mía, los fherals tienen especialmente fijación por la carne de las chicas jóvenes y guapas.

No fué hasta unos segundos despues cuando me di cuenta de lo que había dicho, ¿chicas jóvenes y guapas? Acaba de autoinmolarme en la vía pública, pues seguramente a mis palabras le seguiría la euforia de la muchacha. Tal vez un ataque de un fheral aislado no fuera tan malo, oh dios, ahora esperaba favores de lo fherals... más bajo no se podía caer aunque desde luego un blanquito que llegara y le diera un lametón a Emie en la cara no estaría mal aunque no podría asegurar que eso le quitara las ideas que seguramente se estaría formando de la cabeza.

- Emmm, esa casa no parece en tan mal estado.- dije señalando una casa que particularmente estaba destrozada pero que al menos seguía en pie. Ya que el fheral no hacía aparición era yo el encargado de actuar como distracción.

Me agarró de la muñeca y me guió a la casa en ruinas a un trote que si no nos hizo tropezar a alguno de nosotros solo se pudo calificar de milagro. Fragmentos de la puerta que daba acceso al portal se encontraban desperdigados por todas partes, como si hubiera estallado en mil pedazos. Manchas de un marrón oscuro pobablan las paredes del portal, si, era lo que estais pensando, costras secas de sangre. Me di cuenta en como me estaba cambiando ese lugar, en otros tiempos hubiera vomitado ante el panorama pero ya no, por estómago tenía un zapato que ya difícilmente se inmutaba. Aquello no pintaba bien pues en cuanto me dirigí a las escaleras y vi una mano seccionada ya prácticamente fosilizada. Mierda que asco.

No hice gesto para que Emie no la viera, por supuesto que no... ya debería estar acostumbrada a cosas peores. Cogí el hacha que colgaba en mi espalda y me puse alerta, si allí había habido fherals en el pasado todavía nos los podiámos encontrar. Miré a la chica polvorín y le dije:

- Si algo te ataca por detrás, grita que Alex mola para avisarme.- dije con una sonrisa.- Vamos a buscar nuestra suite.

Con paso decidido empecé a ascender por los peldaños hacia el primer piso hacha en mano y el cuerpo en tensión. Joder, mi madre me tenía que ver en esos momentos, estaba hecho todo un superhombre... o una de dos o me tiraba el rodillo a la cabeza por creido o se le escaparía alguna lagrimilla de emoción, despues le daría las gracias a su Dios, ostia, echaba de menos hasta a mi familia, eso era un sentimiento raro y nuevo, no me mireis con esa cara, yo tambien tengo sentimientos, que no los revele así como así no me hace una maquina de matar sin corazón. Corazón que por cierto se me iba a salir del pecho en cualquier momento.

Una vez llegué al rellano el primer piso y miré a ambos lados para constatar que no había nada di un suspiro de alivio. La puerta que daba acceso a la vivienda con la placa A encima de la puerta estaba cerrada, otro obstáculo más en mi camino. Giré el pomo y tiré de ella, nada... estaba cerrada. ¿Por que cojones en una ciudad fantasma estaban todas las puertas cerradas? Que alguien me lo explicara por favor, los antiguos residentes serían unos yonkis de la seguridad, otra explicación no había. Como fuera, tenía que abrir esa puta puerta, pues las de las otras viviendas tambien estaban cerradas. "Venga Alex, no te lo pienses hachazo y listo."

Y eso que hice, levante el hacha y la descargué con fuerza contra el panel de madera. Sorprendentemente no hizo falta más, pues la puerta giró hacia dentro. ¡No! ¿Hacia dentro? Me acababa de convertir en el tio más empanado del mundo. La puerta se abría empujando y no tirando, buena exhibición ante Emie que me había marcado, estaba hecho todo un Casanova. Me giré y le dije:

- Este será nuestro secreto... haremos como que sé como se abre una puerta.- le guiñé un ojo y añadí.- Después de usted señorita.- Había decidido soltarme un poco con Emie, tal vez me recompensara con favores de algun extraño y perverso tipo, nunca se sabe.

Un puto muerto en descomposción era el anfitrión de la casa, el hedor insoportable se hizo patente en cuanto abrí la puerta del piso. Imposible dormir con un cadaver a tu lado, tendríamos que seguir buscando en otro lugar a menos que a Emie le fuera eso de juntarse con muertos, en cuyo caso me iría solo. Sin embargo mi primer gesto fue el de agarrar a Emie del brazo y tirar de ella para salir el piso. De nuevo en el rellano de aquel claustrofóbico edificio, con la oscuridad como compañera de viaje. Tal vez en uno de los pisos de al lado... Joder, el puto cadaver llevaba así ya un tiempo, lo más seguro es que los fherals estubiesen buscando presas más frescas.

La otra alternativa era seguir caminando por las calles en la noche, tentando a la suerte. No, en principio miraría en el piso de al lado y si aparecían cadáveres mutilados o en su defecto fherales aceptaría que tuvieramos que buscar un nuevo edificio. El único foco de luz provenía de la linternita de Emie, menos era nada, si es que al final de todo me iba a venir bien el habermela traido. No dejaba de ser solo una cara bonita, era una cara bonita con linterna y katana. Me dirigí a la puerta del piso contiguo, cerrada pero ahora yo tenía unos conocimientos que antes desconocía, las puertas se abren hacia adentro... cada vez que lo pienso, sin comentarios mi exhibición, al menos Emie parecía estar más loca que yo lo que hacía el ridículo más llevadero.

Giré el pomo, empujé y... ¡voilà! La puerta se abrió con el típico aunque no menos escalofriante chirrido de bisagras. Esta vez mi caballerosidad se perdió por el camino y entre yo antes que la muchacha, hacha en mano dispuesto a estamparla en lo primero que se menease. Un paso dentro y aspiré fuertemente por mis fosas nasales, no había olor a rata muerta y por lo tanto nada que presagiara la presencia de nada indeseable, únicamente el olor a cerrado, a humedad y suciedad, es decir, nada a lo que no me hubiera acostumbrado ya en mi presencia en ese mundo. Apostaría a que cuando cruzara el portal, hasta echaria de menos ese olor.

El haz de luz de la linterna recorrió rápidamente lo que se adivinaba el salón de la casa, por el sofá maltrecho y la supuesta mesa descompuesta en doce mil trozos de madera esparcidos por el suelo. Con un poco de suerte el sofá aguantaría mi peso toda la noche. Pero antes tocaba revisar el resto de la casa. Dos habitaciones, una cocina o algo parecido y un cuarto componían el resto del piso. Sin embargo el único lugar medio habitable era el salón pues en el resto del piso los techos estaban a medio caer, las paredes con algunos agujeros y una serie de detalles que me gritaban que me conformara con el salón.

Asi que ni corto ni perezoso como en mi era corriente, dejé la mochila en el suelo y el hacha al lado del sofa, a mano y me tumbé dispuesto a pasar la noche. Mirando a Emie o más bien su silueta le dije con una sonrisa sarcástica:

- ¿Duermes en el suelo o conmigo? Te podría hacer un sitio en el sofá. No sería la primera vez que dormimos juntos...

Yo que ya me imaginaba durmiendo a pierna suelta en el sofa y resulta que Emie se apuntaba a dormir en blando robándome mi precioso espacio vital. Si algo no le faltaba a esa muchacha era descaro y poca vergüenza pero como yo había sido el que se lo había ofrecido, a joderse tocan. Aunque no hay mal que por bien no venga, la chica estaba buena y dormiría a menos de un centímetro de mí y con un poco de suerte... mierda, debía dejar de pensar en esas cosas, al fin y al cabo aquella era una muchacha a una katana y pistola pegada.

De inmediato, Emie me aprisionó contra el respaldo del sofa que crujió como advertencia a lo que nos podría deparar la noche. Como por arte de magia, el calor del cuerpo de Emie eliminó cualquier atisbo de la brisa fría que se colaba entre las ventanas rotas del apartamento, despues de todo no iba a ser una noche tan mala. Con un gesto que nada tuvo de cortés, cariñoso o romántico, aparté el pelo de la muchacha de mi zona influencia pues definirlo como molesto era quedarse corto. ¿Donde me había dejado mi romanticismo y amor por las mujeres? Pues a medio camino entre un hacha a la entrepierna y las armas que portaba Emie, joder, me estaba dando cuenta de que empezaba a arrastrar un trauma. Aunque mejor definido, no era un trauma, era más bien precaución ante las diferentes reacciones de las mujeres con armas en la mano.

Ahora llegaba otro tema, el encontrar una postura cómoda y que al dia siguiente me permitiera el levantarme del sofá sin tener que hacerlo doblado por el dolor de espalda. Con tal de lograr tal fin me revolví ligeramente con los consabidos crujidos del endeble sofá que amenazaba con venirse abajo si seguían los movimientos, el sueño de cualquier noche de pasión se podría calificar a aquel puto sofá. He de decir que mientras los crujidos llenaban el silencio de la habitación yo fuí capaz de lograr lo que me propuse, una postura menos incómoda pues aún no llegaba a ser comoda, de lado mirando hacia Emie que se encontraba de espaldas a mi. Su cuerpo ocupaba el espacio que debería estar ocupado por mi mano así que ni corto ni perezoso y mandando al infierno todas mis anteriores precauciones dejé reposar mi mano sobre su cintura.

De esta manera me dispuse a abandonarme a los brazos de Morfeo, intentando de eliminar de mi mente cualquier pensamiento lascivo y lujurioso, una tarea titánica a la que sucumbí. Imposible, tenía a una mujer en mi cama y encima estaba buena... no se le podían pedir peras al olmo peeeero, "piensa en la katana, piensa en la pistola, piensa en la katana..." es que encima las armas le daban más morbo a la situación.

- Que duermas bien...

Me obligué a decir pues a pesar del deseo que me empezaba a invadir, nunca había forzado a ninguna muchacha y estaba claro que ella no había mostrado interés por mi, desafortunadamente me encontraba sin mis dos mejores armas para seducirla, alcohol y dinero... la próxima vez que la viera estaría "armado" y saldariámos las cuentas que al parecer se iban a quedar pendientes esa noche.

OFF: Disculpa por el retraso, he tenido serias dificultades para conectarme estos dias.