Aprovechando unos cortos rayos de sol (Nadinne)

Por fin había asomado un poco el sol entre todas esas nuves; ya casi estaba olvidando lo que era la luz del sol... Desde que había llegado a este lugar había llovido cada día, sin excepción.
Y por fin había podido darme un baño "en condiciones" en el asqueroso rio que cruza por la ciudad. No es muy agradable bañarse allí, ya que en realidad no está muy limpio, pero algo es algo... Y hoy, sin lluvia, había estado bastante mejor.

Después de eso seguí buscando otros rincones de la ciudad; rincones en los cuales poder encontrar alfin aquel portarl, y mientras lo hacía, algo para comer, cosa que se me hacía más dificil a cada día que pasaba.

Caminé entre unos árboles, no había pisado nunca aquel lugar. En realidad ir sola no me daba mucha seguridad, pero ir acompañada tampoco es que me la diese.

Comencé a escuchar algún que otro paso, y comencé a mirar a mi alrededor buscando de donde provenian los pasos. Odiaba aquello, sabía que de un momento a otro aquella especie de zombies saldrían para combertirme en su comida; y ya tardaban demasiado, llevaba muchos días allí y aún no habían aparecido. ¿Y si no era cierto?´¿Y si aquellas criaturas que yo todavía no había visto, no existian? ¿Y si solo querían asustarnos? O peor aún... ¿No existía ningún portal ni ninguna forma de regresar a Francia?

Seguí mis pasos siempre con la más suma cautela de no molestar a nade, o para ser más franca, de que nadie se percatase de mi presencia. No quería ser comida de zombie ni nada por el estilo, por el momento... Bueno, e incluso cuando este lugar me desquicie y quiera terminar con todo... Antes salto del punto más alto de la ciudad, que dejarme deborar por eseo Fherals.

Un crujido, seguido de unos pasos me hizo alarmarme. Mi cuerpo se tensó y miré hacía todos lados buscando el lugar de donde provenian. El movimiento había sido brusco, así que comencé a andar con algo más de rapidez.
De pronto, de entre los enormes matorrales, salió un ciervo corriendo hacia mí; aunque me ignoró, solo pasó a gran velocdad por mi lado.

Me sorprendí al ver a aquel ciervo, aunque en el momento solo me asustó; hacendo que me desplazase de un brinco en dirección opuesta a la suya. Y entonces pasó algo rápido; me vi atrapada en cuestión de segundos en una especie de red, colgada de un viejo árbol; había caido en una trampa.

- Oh dios mío... - Murmuré. Genial, comida de Fherals, en cuestión de horas sería papilla. Tomé aire asomándome entre mis piernas al escuchar otros pasos caminar hacía mí. Y entonces vi a un chico presentarse delante de mí, esborzando media sonrisa, y sacando de su bolsillo un cuchillo. Joder... Joder... ¿Eso era un zombie? ¿O simplemente uno de los míos, pero hambriento? Le miré con los ojos abiertos como platos, esperando que hiciese agún gesto.

Seguí mirando al chico atentamente, esperando que hiciese cualquier movimiento; que me bajase de allí para comerme o para dejarme ir. O lo que es peor para llevarme ante esos Fherals. Estaba atrapada, quería no estar vivendo ese momento, no sabía que hacer.

Me moví dentro de la red con la esperanza de que de ese modo cayese y pudiese deshacerme de aquella trampa. ¿Cómo pude ser tan estúpida de caer en ella? Este sitio estaba consumiéndome notablemente. ¿Qué pasaba si aquel chico no quería comerme, pero no me bajaba de ahí?

Le observé y entonces me quedé pensando en algo, ¿de dónde habría sacado aquel cuchillo? ¡Me había pasado días y días buscando algo que no fuese un tronco, con lo que defenderme! ´
Genial, seguramente la trampa en la que estaba yo, la había puesto él mismo, para atrapar a aquel ciervo.
Vaya... ¿Cómo demonios sabía lo del ciervo? Yo ni siquiera me imaginaba que hubiesen animales allí, había sido el primer día, desde que había llegado, que veía un animal. Y una trampa. Y un cuchillo. Quizá no debería haberme movido de la zona de tiendas destruidas.

Observé los pasos de aquel chico, y entonces me di cuenta de que no tenía ninguna intención de bajarme de allí, simplemente pasó por mi lado mostrandose indiferente ante el suceso. ¿Por qué almenos no me bajaba?
- ¡Ey! ¿Podrías bajarme de aquí? ¡Vamos! -Dije alzando la voz para captar su atención.
El chico se giró mirándome por unos instantes, vaciló, pero volvió hacia mi posición de nuevo. Alzó las manos con su cuchillo y comenzó a rasgar la red sin tan siquiera mirar lo que hacía. Yo cerré los ojos, no quería ser testigo del momento en el que se llevase un trozo de mi carne por delante. En cuestión de segundos un estruendo y mi trasero enormemente dolorido. - ¡Joder! -Exclamé. Podría haber sido un poco más deicado. Me había hecho daño en el trasero y en las manos al aterrizar.

Resoplé y me levanté levemente, mientras sacudía mis ropas y alzaba la cabeza al escucharle hablar por primera vez; advirtiéndome que saliese de allí. Se me erizó la piel tras sus palabras, comida de Fherals era precisamente lo que no deseaba ser. - ¿Qué? -Dije mirando a mi alrededor. ¡Ni siquiera sabía donde me encontraba! - ¿Hacia dónde? -Pregunté algo confusa por la situación.

GIré la cabeza en todas las direcciones a las que señalo, ¿entonces, estaban por todas partes? Genial. No sabía como había llegado hasta aquel lugar, pero al parecer no había sido muy buena idea.
El chico dijo que comenzaba escuchar a aquellos zombies dirigirse hacía nosotros. Que oido tan agudo, yo no escuchaba nada; pero no tenía más remedio que creerle. Por su aspecto parecía llevar allí mucho tiempo. Eso me llevó a pensar, que si él había sobrevivido, yo también podría hacerlo. O almenos así trataba de autoconvencerme a mí misma de que podría volver a Francia.

- Pero... -Murmuré, antes de que el muy simpático dijese que no iba a darme explicaciones, ni a perder el tempo conmigo. Joder; como se las gastaban por aquí. Primero me atrapaba en una red, y casi ni se molesta en sacarme de ella. Después me "avisa" de que en breves aparecerían un montón de zombies hambrientos dispuestos a comerme. Y ahora, en pocas palabras, me dice que me busque la vida. Todo un caballero, sí señor.

Vi como comenzaba a correr en una dirección fija, y le escuché desearme suerte. Miré unos instantes a mi alrededor imaginándome el momento de mi muerte. No... Me negaba a ello. Tarde pocos instantes en reaccionar y salir corriendo detrás de él - ¡Eh!- Exclamé mientras aceleraba el paso de mis zancadas. Por suerte siempre había sido una buena atleta, y era bastante ágil. Seguramente él sabría perfectamente haca donde tenía que dirigirse, así que no podía perderle la pista justo ahora que estaba apunto de ser la merienda de aquellos Fherals.

Me costó seguirle la pista, ya que el chico avanzaba de manera rápida; pero tuve que ponerme las pilas al máximo si no quería morir, así que le seguí corriendo todo lo rápido que podía, sin perderle el rastro, a pesar de tener un dolor de trasero tremendo, no había tiempo para lamentos.

Apreté el ritmo, cuando de pronto vi como el chico frenaba en seco. ¿Acaso había cambiado de idea e iba a esperarme? Por momentos me sentí aliviada, estaba deseando pararme a descansar. Pero el chico no estaba esprándome, a medida que me iba acercando a él me daba cuenta de que estaba en posición de alerta, por decirlo de algún modo. - ¿Qué... ? -Comencé a preguntar antes de que me cogiera de la mano y me estirase, haciendo que cayese, una vez más, aunque esta vez sobre él. Abrí la boca para rechistar, respirando de forma muy agitada a causa de la maratón que acababa de correr pero me slenció posando su mano sobre mi boca.

Le miré con los ojos muy abiertos, no entendía nada, ¿qué demonios estaba haciendo? Se acercó a mi oido y tras escuchar sus palabras mi cabeza giró en la dirección que él me señalaba. Me quedé totalmente petrificada al ver aquella escalofriante imagen. Por primera vez mis ojos le ponian cara y cuerpo a aquellos zombies. Estaban deborando sin miramientos algunos a otras personas, tragué saliva pensando en que en cualquier momento esa podría ser yo.

Miré al chico con una expresión entre sorprendida y aterrorizada, a la vez que, finalmente, su mano se apartaba de mi boca, para dejarme respirar con libertad. Mi respiración era rápida, e intentaba no respirar muy fuerte, para no captar la atención de ninguna de aquellos monstruos. Mi vsta volvió de nuevo hacía ellos, con una mueca de asco en los labios.

- Dios mío... -Dije en un susurro casi inaudible mientras seguía observando como aquellas bestias deboraban a cada una de las personas que se interponian por su camino. No tenian ningún tipo de piedad, ni miramientos. Claro; eran monstruos. Unos monstruos con los que iba convivir el resto de mi estancia aquí, por lo menos hasta encontrar la salida de este lugar... Antes de que ellos terminaran conmigo.

El chico agarró mi rostro entre sus manos, apartando mi vista de aquella terrorífca imagen. De sus labios salieron las justas palabras que necesitaba oir, pero, ¿debía creerle? Tendría que hacerlo. Por el momento me había salvado de que aquellos Fherals me vieran y fuesen a por mí, y también me había bajado de aquella trampa que él mismo había creado. Podría haberme dejado allí, una presa fácil para aquellos "zombies". - Gracias... -Susurré. Temía a cada palabra que se escapaba de mi boca que alguno de esos pudiese percatarse nuestra presencia.

Asentí con la cabeza a sus instrucciones, tratando de sacar de mi mente las imagenes que acababa de ver, conmigo como protagonista de ellas. - De acuerdo. -Respondí. Esperé que él hiciese algún movimiento para comenzar a seguir sus pasos. Eran muchos los Fhearls que habían allí, y no me quería ni imaginar todos los que podríamos encontrarnos a nuestro alrededor mientras tratabamos de huir de ellos.

Seguí con sumo sigilo y silencio a aquel chico, que había aparecido de la nada, y que por su apariencia diría que llevaba aquí más tiempo del que podría imaginar. Nos ocultamos tras cada árbol que se ponía en nuestro camino, siempre vigilando que no hubiesemos sido ya vistos. Por suerte mi respiración había vuelto a su cauce, y estaba preparada por si tenía que volver a salir corriendo de allí. Aunque ahora mi preguntar era, dónde pretendía él que nos escondiesemos, si estaban por todas partes.

Caminé detrás de el chico siempre con cuidado en cada uno de mis pasos, de no pisar en falso y tropezar, como solía pasarme sempre útimamente; y de no hacer ningún ruido que pudiese delatar nuestra presencia.

El chico tomó mi mano advirtiéndome de que deberíamos correr; ya casi estabamos fuera de aquel bosque, y comenzabamos a pisar las calles de la ciudad. Agarré fuerte su mano, y comencé a correr cuando lo hizo, tratando de seguir su ritmo. Aunque yo era bastante rápida, él lo era bastante más y me costaba seguir sus pasos. Al parecer él se dio cuenta de ello y disminuyó el ritmo para ponerse a la altura de el mío. Corrí lo más rápido posible, hasta que me soltó frenando en seco.

Asomé la cabeza por detrás de él y pude ver como justo delante nuestro se encontraba uno de esos zombies deborando a otro humano. Suspiré. Esta vez sí nos había descubierto. Sentí como comenzaban a sudarme las manos, apreté los puños pensando qué hacer. Debería haberme preparado más por si se me presentaba esta situación.

El chico se giró hacia mí advirtiéndome de que me quedase detrás. Entonces me di cuenta de su propósito, cuando el Fhearl se encaminó hacía él, dejando en el suelo, ya muerta, a su antigua presa. Observé la escena atónita con lo que estaba ocurriendo y de pronto dí un salto hacía atrás al ver como el Fhearl caía muerto bajo mis pies. Contuve la respiración a causa del susto y levanté mi vista hacía el chico. - ¡Cuidado! -Grité el ver como otro de los zombies se dirigía hacía él con toda intención de deborarle.

El Fhearl saltó encima del chico. No sabía que hacer, no tenía con que defenderme, ni con que atacar. Miré a mi alrededor en busca de algún instrumento que pudiese servierme para ayudar al chico, cuando vi como finalmente lograba sacárselo de encima. Fue entonces cuando el Fhearls posó sus ojos sobre mí, cortando mi respiración, retrocedí unos pasos hacía atrás, intercalando mi vista entre el Fhearl y el chico que aún estaba en el suelo.

Fuí dando torpes pasos hacía atrás a medida que el Fhearl se acercaba a mí, sentí que era mi fin, que en cuestión de segundos solo iba a ser un montón de carne picada, iba a hacer de mí una carnicería. Dios mío, que muerte tan horrible.
Di torpe paso que hizo que casi cayese al suelo, y le facilité al Fhearl el trayecto para alcanzarme.
Pero de pronto, saliendo de la nada, el chico misterioso saltó sobre aquel zombie y clavó su cuchillo en su cuello, matándolo y haciendo que saliese de él un asqueroso líquido. Me dio una arcada, casi me da por ponerme a vomitar.

Pero no tuve tiempo para eso, antes de que pudiese reaccionar el chico ya había agarrado mi mano y había arrancado a correr calles arriba, a una velocidad que me costaba seguir. - Estoy bien... -Dije a bocajarro, mientras seguíamos corriendo no sé hacia donde.

Al final nos detuvimos, en seco, sin saber porque lo hizo. Le miré y cuando recuperé un poco el aliento por fin pude hablar. -Gracias... -Dije sincera. Aquel desconocido acababa de salvarme la vida y yo todavía ni se lo había agradecido. Escuché lo que decía y le observé quitarse la camiseta, observando con cierto disimulo su agradable figura. Carraspeé y arqueé una ceja. - ¿Para qué? -Pregunté algo confusa al principio. Sin embargo recapacité, ese chico había salvado mi vida, y quizá podía seguir haciéndolo si confiaba en él, y la verdad, no tenía muchas opciones. -De acuerdo. -Dije cerrando los ojos y esperando que cubriese mis ojos.