Comamos anda... comamos (Kate + libre)

LLegué pisando fuerte a una plaza o lo que quisiera que hubiera sido antes. Estaba muy enfadada. Porque aquel mundo no me gustaba, no tenía ni la menos idea de como había llegado y quería encontrar ese dichoso portal del que me había hablado una mugrienta y sucia pared. Aquello era desesperante. Y yo, que podía estar en la casa de mi tia, comiendo chocolate con almendras y jugando con el gato. Pues nada. No mas leche caliente antes de dormir, Kate Daniels, se ve que no funciona.
Miraba a las piedras distraidas, intentando mejorar mi gran mal humor cuando tropecé con algo y caí encima de ese algo.
- ¡Au! ¿Pero qué demonios...?- Miré hacia abajo. Había caido encima de una chica. Genial, Kate. Así se hace.
Me levanté lo más rápido que pude y la miré frunciendo el ceño.
- ¿Se puede saber que haces en medio de una plaza con... con... con..?- ¿Aquello era chocolate? Se me iban a caer las lágrimas.- Etto... Lo siento. No quería tirarme encima tuya- me disculpé, sin quitar la vista de encima a la comida.
Me sonó el estómago.

Me mordí el labio inferior. Se la veía un poco enfadada, asi que no sabía si iba a compartir su comida conmigo. Pero lo necesitaba, porque tenía hambre. Muuucha hambre.
Al final me tendí un trozo de chocolate, que me metí rapidamente en la boca y el cual lo saboreé despacio.
Si no hubiera sido por el panorama, hubiera dicho que me encontraba en el paraiso. Pero claro, en aquellas circunstancias, imposible.
Me senté a su lado como quien no quiere la cosa.
- Te prometo que te montaré un altar si algún día recreso a mi casa...- farfullé mientras me lamia los labios. El chocolate nunca me había sabido tan bien.
Miré más allá de mis narices y me pregunté si en aquel mundo había habido alguna vez otra cosa viva. Claramente, no.
Me volví hacia la chica y he de reconocer, que era bastante guapa. Le tendí la mano con una encantadora sonrisa.
- Soy Kate.

Observé su cara. Parecía que se estaba montando una paranoia mental y esas cosas. Madre mia ¿todos andaban locos allí? Solo quería encontrar ese maldito portal. Pero eso implicaba... ¿Matar a la gente? ¿En plan Resident Evil? Eso iba por los zombies. Pero pero... ¿Tendría que matar a... a... ¿Emie? para que quedasen menos personas para ir al portal? Etto... Da igual, tampoco pensaba preguntarselo. ¿O... sí?

- Claro, espérate, que ahora mismo saco mi móvil, me busco una red wi-fi y me das tu correo- saolté con sarcasmo. La miré y ladeé la cabeza- ¿Fuera?

Aquello cada vez me daba mas miedo. Seguro que me querian matar o algo. Lo veía venir. Y encima yo, que era gafe pues...
Miré al cielo, levantando la barbilla e intentando ocultar la desesperación que se veia en mis ojos. El cielo estaba nublado. Nada nuevo.

La miré con cara de: WTF!?, flipándolo con esa chica.

- Eres... rara ¿te lo habían dicho antes?

En realidad me imaginaba ya que sí. Pero bueno, era lo que había. NO había encontrado muchas personas por allí y ella me había dado comida. Eso estaba bien, aunque aun me seguía muriendo de hambre. Y estaba tremendamente aburrida. No tenía ni zorra de por donde podía empezar a buscar el maldito portal de las narices. Vamos a ver, no es que quisiera volver, ya que tenía una mierda de vida mas aburrida que su padre, pero bueno, al menos había agua corriente. Tenía que empezar a buscar el portalcito de las narices pero ya.

- ¿Sabes por dónde anda el portal?

Evidentemente no, ya que si no estaría fuera ¿verdad? Pero si sabia algo...
La miré como si me la quisiera comer (que podría ser)

La fulminé con la mirada e inflé los mofletes. Eso había picado. Podría coger una piedra y pegar en la cabeza, a ver que gracia le hacía.
Me levanté con cuidado y cogí una bien grande. Me acerqué con cara de psicópata hacia ella.

- Jeje... Yo también... En realidad soy una psicópata salida del manicomio que despertó aquí después de rezarle a Satán por carne fresca.

Me aceruqé despacito a ella, con mucho cuidado y derrepente... tiré la piedra. Le arañó la piel y comenzó a sangrar. Mejor. ¿A los zombies le atraeria la sangre? Wuajaja.
Pero bueno, que no pasaba nada por fallar, porque yo ya andaba con otra piedra en la mano y sonrisa de niña buena.

- Emiee..

Eso por tocarme las narices.

Puse las manos en altos y cabeceé para que estuviera tranquila. No queria que me matase. Eso de hacerse la psicópata no habia funcionado. Asi que me senté en el blanco sumisa perdida y le sonreí como una niña buena.

- Etto... ¿Perdona?

Pero en realidad no lo sentía en absoluuuuuto. Aquello se suponía que era una supervivencia y yo me moría de hambre. Quien sabe,a lo mejor debía hacerme canival. Eh.. No, resultaba bastante asqueroso. Miré al cielo, siempre nublado y más tarde a Emie. Dudaba mucho que pudiera ponerle un altar, porque o me mataba ella o... No salía de este asqueroso mundo.

Kate, no puedes controlar las acciones de otro PJ. Tú puedes tirar una piedra, pero debe de ser el otro personaje, en este caso Emie, o un máster el que decida si le da o no. Tampoco puedes decir que oíste disparos tras de tí, pues no sabes si Emie lo hará etc.

Este es un juego de rol, es decir, cada personaje se controla a sí mismo, no a los demás personajes si su propietario no te lo permite.

Resoplé, ignorando el comentario de Emie y.. Amargandome. Tenía que asalir de allí, porque aquello no era vida. Y deseaba una ducha mas que nada en el mundo. Asi que mientras pensaba en mis cosas e ignorando a la chica, me acerqué hasta los caños de agua que allí había y la miré. No parecía potable, la verdad. Tenía un color... En fin.
Miré a Emie, y me fijé en que era muy guapa. Acababa de ganarme una enemiga guapa. Que mal. Si no me hubiera echo la psicópata... pero en realidad tampoco es que tuviera un gran deseo de tener amigos y menos allí.
Me encogí de hombros para mi misma y le hablé a Emie:

- Oye, que yo... lo siento, y que me piro ¿eh? Adiós.

Me fui de allí.