Amanecer artístico, LIBRE

Dormir en aquella ciudad era algo que nunca querías que pasara. Había dormido unas cinco horas, aproximadamente. El sol había salido por el este, aunque era complicado guiarse. No se veían las estrellas y tampoco el sol. Nadie sabía nada.

Había decidido dormir en el museo de arte. ¿Por qué? Ni idea. Había encontrado un pequeño rincón en la oscuridad, que había iluminado con el mechero. Increíblemente estaba limpio, dentro de lo que cabía. Me levantado y recogido las cosas tranquilamente. No quedaba ninguna obra de arte completamente entera, una pena. Con una pequeña sonrisa, me senté en medio de una sala, en medio de cuatro pasillos. El mejor lugar para echar a correr si algún fheral venía por algún lado. Aquel banco parecía resistente, pero preferí sentarme en el suelo, con la espalda apoyada en una pata del banco. Me quedé mirando un cuadro roto. En los buenos años del museo, debió ser una preciosa obra de arte. Ahora era gris polvorienta, con una mancha de posible sangre.

Aprecié el silencio de aquel lugar, roto por mi respiración. Fuera llovía, como la mayoría de días. No sé cuanto tiempo pasó hasta que oí pasos. Eran rítmicos, no podían ser de fherals. Ellos eran seres medio-salvajes a mi parecer, iban en grupo y hacían ruidos grotescos. Venía alguien, o varios, no lo sabía. Seguí en mi pose, pero abrí los ojos. ¿Quién sería?

El propio golpeteo de mis zapatillas me producían escalofríos, había decidido entrar al museo de arte pues parecía el lugar mas apropiado para resguardarse, nadie entraría a un lugar lleno de cosas "aburridas" ¿O sí?, Dios, el estar aquí tanto tiempo ya me había carcomido el cerebro, ya no tenia cuenta de cuantos días habían pasado, había dormido aproximadamente 10 veces desde el último, o véase por otro lado, desde el primer día que desperté aquí, en esta ciudad de tormentas interminables, criaturas en cada esquina y el miedo de no volver nunca, a flor de piel, el martilleo seso cuando entre a la habitación mas conocida del museo, lejos de las ventanas, alejada de las demás salas y con una buena banca donde pensar, llevaba algún tiempo conociendo el lugar, sabía que aquí me podía esconder si lo necesitaba y bueno, ahora era fácil ir a un lugar tranquilo, de verdad lo necesitaba, los nervios parecían haberseme estirado tanto que me dolía el solo cerrar los ojos, y al parecer, no podría hacerlo por un tiempo más.

-¿Quién eres?- pregunté directamente viendo a una chica en el suelo, parecía estar haciendo lo mismo que yo, osea, nada, escapar un poco del bullicio del agua e intentar dormir, todos aquí estábamos llenos de ojeras por el paso de noches sin dormir y adrenalina incesante, ¿Era que nunca iba a acabar?, esa era mi pregunta, lo que me mantenía despierta por las noches/días, mi fuerza para seguir radicaba en la esperanza de salir.

-¿Y tú? -pregunté como respuesta a la pregunta de la chica -Lo siento, esto de las tormentas continuas me amarga el día -contesté disculpándome -Soy Cassie, encantada supongo.

Aparté la mochila de su lado y le dejé espacio personal. La mochila estaba llena de cosas, mejor llevarla con comida y bebida que vacía. Con el jersey en mi regazo me me moví un poco, por si quería sentarse.

-¿Todavía sigue lloviendo verdad? -pregunté -Menos mal que el museo tiene rincones oscuros y cerrados, se puede pasar la noche con tranquilidad, en comparación a los otros -suspiré con resignación. Llevaba allí poco tiempo y creo que ya había captado la esencia de la vida en la ciudad de los fherals.

-No hay ninguna obra de arte entera, por si quieres hacer el tour de las obras clásicas -comenté, con una sonrisa irónica en la cara - Las obras de arte más importantes están en casa del presidente zombie, seguro.