¿Un cigarrillo por favor? [Bree Beter]

Había llegado hasta allí sin saber como, después de dejar a un lado a aquel chico tan...en fin a aquel chico tan masculino en el rio. La verdad es que me importaba una poca mierda todo lo que sucediera en aquel lugar, me importaba una jodida y tremenda mierda que otros murieran, que faltara comida, o agua o que uno de aquellos muertos vivientes como carne de los que todos hablaban y que no había visto me mataran.¿A mi ? ¿Unos putos seres imaginariosiban a matarme?

Pateé todas las piedras que encontré en mi camino, llevaba los cascos y el Ipod ya me fallaba, la bateria no era infinita.

-Vaya puta mierda de día.-dije casi gritando de pura frustacion al ver que aquello era como un laberinto, todo parecia igual, todo teia aquel aspecto desolado y aquel silencio sepulcral hablaba por si solo.

Aquel parque estaba lleno de matorrales, me sentía perdida, ya no solo en aquella ciudad, si no tambien perdida en mi interior, tenia ganas de llorar, de dormir y que el sol saliera por donde le diese la rel gana, que yo al dia siguiente ya me levantaria con más fuerza para afrontar la cruda realidad, pero no, alli no salia ni se ponía el sol, habia perdido la nocion del tiempo y el sentido de la orientacion.

Me senté en uno de aquellos destartalados bancos, cubiertos por la maleza. Y miré el negro cielo.

-Como me apetece un cigarrillo joder.- dije para mi msima mientras intentaba dejar la mente en blanco.

Escuché una voz femenina, pero al mismot iempo dura , como si un hombre fuera el que hablara. Miré a mi alrededor, en busca de aquella persona que había pronunciado aquella frase de manera tan ruda. No me gustaba aque me hablaran así pero debía confesar que mi heroína desde que fui pequeña hablaba con la misma prepotencia y brusquedad.

Como no logré ver nada en la oscuridad de la noche le levanté del banco derruido y me pus a buscar el cuerpo de la chica por todas las zonas que estaban cercas y escondidas hasta que di con ella.

-No creo que esconderse tras un árbol de mucho resultado tampoco si es verdad que esos seres asquerosos existen.

Aquella chica tenía algo diferente , en la manera de comportarse, en la manera de permancer alli en el parque, no era como el chico del rio, insensato y asustadizo, era...diferente, lo supe por su forma de esconderse despeocupadamente tras el arbol, por su forma de pronunciar aquellas palabras.

-¿No tendrás un cigarrillo verdad?- dije intentando realcionarme con ella, siempre habia sentido debilidad por las chicas que se encontraban solas en medio de la noche, quien sabe que podría pasarles.

-Vaya, no hay cigarro, ni fiestas, ni sexo. Este mundo es algo aburrido para los humanos, sin embargo si es cierto que esos seres existen ...para ellos este mundo es todo un mundo lleno de diversiones. ¿No es así?- me negaba a creer la existencia de unos bichos a los que no había visto, aún pensaba que estaba drogada y alucinando.

Pensaba que seguía en coma, teiendo el más dulce de los sueños, un mundo para mi, solo para mi, pero sin cigarros, fiestas ni sexo. Eso era algo que me frustaba.

-En fin que se le va a hacer.-me apoyé contra el árbol para ensuciar mi ropa.- Si hay que ser un oso y restregarse contra árboles...-me encogí de hombros y miré a la chica, observandola con mayor atención, tenía el pelo corto y de color castaño oscuro, su cuerpo no era para nada vuluptuoso aun así era atractiva, debido a que sus ojos eran penetrantes e intensos, aun que con la poca luz quizás me imaginaba todo lo que veía en ella.

-Me llamo Noa, Noa Marshall...-dije en un intento de socializar, aun que visto lo visto aquello no funcionaba.

La chica se levantó la camiseta de una forma provocadora, pero cuando vi la cicatriz me dieron ganas de bajarsela corriendo, que horror. Aun que estaba asustada por ver aquella marca no me dejara pensar ni actuar. Cuando por fin me recureré del semi susto me dispuse a hablar:

-Bueno, no me digas...¿Qué te has tirado a esos bichos en una fiesta con sexo y sangre? Debes estar muy loca para hacer eso...-no quería ofender a la chica, pero en realidad parecia que lo estaba quizás solo era una molestaia para ella.

-Per..perdona, no quería molesatar. Solo quiero saber donde estoy, si hay algun sitio para refugiarse y como salir de aquí si esque se puede.

Me senté en el suelo, llenando mis pantalones de tierra y con la cabeza apoyada en el tronco del arbol. No esperaba respuesta de la chica, aun que quizas tampoco sabía ella que decir.

-El egoísmo puede llegar a ser la destrucción de la persona que más fuerte había sido en grupo. No creo que sea maño pensar en uno mismo, pero si es malo pensar solo en ti. Hay gente que podría ayudarte a...¿sobrevivir?-dije mirando el cielo negro que cubría el destartalado parque.

Allí, donde nadie podía escucharme salvo aquella chica a la que acababa de conocer, me venían a la mente miles de momentos de los que quería escapar, momentos en los cuales debí haberme decidido por lo que más me convenía.

-¿Crees que estar aquí es una especie de castigo que te imponen por haber sido, precisamente, egoísta?-pregunté más para mi msima que para la chica que me acompañaba.-Oh, perdona supongo que tu castigo entonces debió ser haber nacido.-dije poniendome de nuevo en pie para mirar a la chica desde su misma altura, aun que yo era algo más alta que ella.-Me alegro de haberme encontrado contigo, eres la prueba que necesitaba para saber que aquí se puede vivir.